Las máscaras que esconde el carnaval
Marlenis Castellanos
Directora
Desde la antigüedad, cuentan los estudiosos, han existido celebraciones en las sociedades humanas, en las cuales, durante un periodo de tiempo estipulado, se liberan la acción de las tendencias reprimidas dentro de la comunidad.
En Babilonia, el Rey cedía su lugar a un personaje electo, que era designado Rey por un día, durante el cual los babilonios se liberaban de todas las prohibiciones sociales y el hombre era hembra, la mujer gozaba con cualquiera y se bebía y comía sin límite, pues todo era de todos. Al bajar el sol de su exiguo mandato, el nuevo Rey era sacrificado para retornar a la vida normal.
Jung hace delicias comentando las extrañas costumbres en las carnestolendas suizas, de las increíbles licencias entre tan cívicos ciudadanos.
El mundo adora la decadente grandeza del afamado Carnaval de Venecia, donde bajo sus hermosísimas máscaras, se liberan de todas las concupiscencias, y de todos sus deseos al punto que nadie persigue a los amantes de Carnaval.
Pareciera que las sociedades humanas necesitan un tiempo de Carnaval, para poder conjurar su deseo y sus sueños. Para protestar y reparar el sometimiento social y la injusta desigualdad, para poder vivir.