Hace falta entonces diseñar un plan personal que debe abarcar:
•Objetivos muy específicos, tanto como sea posible: El deseo de ¨conocer gente nueva¨ lo convierto en ¨incursionar en espacios sociales¨ (es un logro que se puede medir)
•Tareas concretas e incluso, secuenciales: Por ejemplo, me doy cuenta que mi mascota puede ser aliada en mi plan así que defino los siguientes pasos: 1. Busco y hago lista de clubes con perros de la misma raza o tipo que el mío 2. Contacto a los líderes de esos grupos 3. Voy al parque XX donde este fin de semana se reúnen, y así sucesivamente.
•Etapas con metas concretas para plazos cortos: En un mes puedo contar cuántas personas he incorporado a mi lista de contactos, en tres meses puedo identificar algún evento social al que asistí con mi perro, y mejor aún incluso a los seis meses puedo contar nuevos amigos con quienes me veo con o sin el perro
•Métricas: Póngale números o indicadores cualitativos a esa medición del objetivo (Nivel de satisfacción o cantidad de amigos, para seguir con el mismo ejemplo)
Los buenos deseos necesitan un plan de acción, escrito, dibujado a mano o con una aplicación digital.
Algunas lunas y demás tránsitos astrales pudieran cooperar o interferir, pero si la voluntad propia asiste aún en el camino más retorcido habrá una luz, y un aprendizaje.
De allí el dicho que un viaje de 10.000 kilómetros empieza con un primer paso. Y un poquito de foco y de orientación también ayudan.