Lugares por descubrir
l primer mirador me resultó impresionante en más de un sentido.
Después de unos 20 minutos de
contemplación silenciosa al intenso color
del río que se encontraba a unos 700
metros abajo, decidí regresar al auto y
seguir mi camino. Cada mirador era
distinto del anterior, dejando ver ángulos
muy diferentes del río y despertando
reacciones muy específicas en mi interior.
Mi preferido fue el tercero: "El Roblar".
Para cuando llegué al quinto mirador, el
sol se había ocultado en el horizonte, por
lo que no tardé mucho en dar un último
vistazo al río, que ahora estaba a más de
1000 metros abajo, para luego regresar al
auto y marcharme.
sos
Por Mireille Pa
Eran ya las 3:30 de la tarde del sábado y apenas estaba logrando instalarme
en el hotel en Tuxtla Gutiérrez. Sentía que si no lograba visitar los miradores
del Cañón del Sumidero esa misma tarde, sería un día entero invertido en el
“puritito” viaje. Me apresuré a ir en busca del auto previamente rentado y,
aunque todo mundo me decía que a las 5 de la tarde se cierra la entrada, me
aventuré a visitar los miradores.
El recorrido por el río fue emocionante
desde el primer momento. De cuando en
cuando la lancha se detenía y el guía nos
mostraba cocodrilos de todos tamaños,
curiosos monos araña que se colgaban de
los árboles y bellas aves que habitan los
alrededores. Visitamos las paradas obligadas:
el "Árbol de Navidad" (que son formaciones
rocosas sobre las cuales viven algunas
pequeñas plantas de color verde, que
asemejan un enorme pino) y la "Cueva de
los Colores", en el interior de la cual se
pueden observar diversas tonalidades
creadas por los minerales que la constituyen.
Yo miraba constantemente hacia arriba,
pues las paredes de roca se levantaban ya
hasta a 1200 metros de altitud.
A la mañana siguiente, muy temprano,
manejé hacia Chiapa de Corzo, un pintoresco
poblado en el que el tiempo parece
haberse detenido para dar paso a una
tranquilidad casi sublime. En el muelle,
después de haber pagado por un tour al
Cañón del Sumidero, y mientras esperaba
a otros ex cursionistas, desayuné en uno
de los múltiples restaurantes que se
encuentran establecidos en toda la extensión
del muelle.
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