Lobo Mitzuki
Lobo Mitzuki nació con el cuerpo y la cabeza de un lobo ártico, y con las alas veloces de Pegaso. Sus
enormes ojos son brillantes y del color de un diamante, además brillan en la oscuridad lo que le permite
guiar a los seres perdidos ya sean animales o humanos, simples mortales. Su pelaje suave y limpio lo
ayuda a camuflarse en la nieve por lo cual es imposible encontrarlo.
Su instinto le permiten detectar a quien tiene buen corazón y es de confiar. Le gusta estar en presencia
de humanos o ayudarlos. Pero si intentan atacarlo los hipnotiza con sus ojos de cachorro tierno, quedan
paralizados y es ahí cuando los roza con su pelaje y los duerme durante una hora, los pone en un lugar
seguro para que nadie pueda lastimarlos y se marcha.
Una de sus costumbres, especialmente durante la primavera o el verano, es subirse a los árboles para
buscar frutas: manzanas, frutillas y cerezas especialmente. También suele cazar animales y prefiere
hacerlo de noche. En noches de luna llena se reúne la manada, los machos son más oscuros que las
hembras, aullan todos juntos y van a comer frutas.
Esta hermosa bestia nació porque las musas crearon una fuente donde se acumulan las lágrimas de
Pegaso que curan las heridas. Un día soleado una de las musas accidentalmente dejó caer un líquido
mágico en la fuente que se unió a las lágrimas. Una mamá lobo que había encontrado gravemente herido
a su cachorro lo llevó a la fuente buscando sanarlo, lo sumergió en las aguas y a la vez que se curaba le
crecían alas. Allí nació Lobo Mitzuki.
Leticia 6ºB