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H E R R IZ-HER R I octubre de 2019 | berberana | 13 Rosario Urrechu, 101 años de Salinillas de Buradón Juantxu Martínez El 12 de junio de 1918 nacía en Sa- linillas de Buradón Rosario Urrechu Lasarte. Para felicitarla, con retraso, nos acercamos a la misma localidad. Tiene recuerdos diáfanos de estos, muchos, años de la vida de su pue- blo y de su familia. Los recuerdos sí, pero para obtener la información necesitamos del apoyo de sus fa- miliares, hija y nieto, puesto que de oído Rosario anda un poco ajustada. La charla resultó divertida y es que, incluso, cuando nos habló de temas complicados lo hizo con hu- mor e ironía. Con ella hablamos de sus padres y por lo tanto de una for- ma de vivir en esta villa en las pri- meras décadas del pasado siglo. En las vivencias con Baldomero Bergan- zo, del que se enamoró cuando ella tenía 16 años, él seis más, y de cómo fueron sus años de noviazgo y su vida en común también pudimos vi- sionar la gran relacción que Salinillas de Buradón tuvo con el otro lado del Ebro, con la cantera de San Felices y el tren. A la cantera Rosario la llama “la mina”, y razón no le falta. De la unión con Baldomero nacieron una hija y un hijo, de ahí llegaron cuatro nietos y luego tres biznietos. Juntos estuvieron hasta 1980 cuando él fa- lleció de forma repentina. Cuando por medio de la hija qui- simos enterarnos de sus relacciones con Baldomero, Rosario nos suelta riéndose, “¡qué indiscreto!”. Ac- cedió a contarnos un pasaje de esa historia, “estaba yo sirviendo en Pamplona y él se encontraba en el servicio militar. Me escribía todos los días y en una ocasión me dijo que vendría a pasar la noche conmi- go. Yo le contesté que a mi vendría a verme de día y con sol”. Las formas de conectarse con la otra orilla tuvieron durante varias generaciones en esta localidad una forma singular de vivirla. Existió una barcaza que por medio de una maro- ma relizaba el paso de un lado a otro. Además existían medía docena de pequeñas barcas que eran propiedad de varios vecinos de Salinillas. Nos contó una complicada situación que le tocó vivir a su padre, “el río venía muy crecido y tapó el cable de la bar- caza. Mi padre chocó y volcó. Estuvo nadando contra la corriente hasta que las fuerzas se le iban apagando. Entonces se dio cuenta de que sus al- forjas se le habían enganchado en el cuello y llenas de agua tiraban de él hacia abajo. Se las quitó de encima y así salió del apuro”. En esa cantera que trabajó su pa- dre también lo hizo su marido, hasta que sufrió un accidente, una pequeña viruta del mazo con el que golpea- ba la piedra se le incrustó en un ojo. Tenían cinco vacas, “con el caballo, seis”, reclama Rosario al charlar so- bre sus trabajos. En la década de los años sesenta la familia se trasladó a Vitoria, y como dice Rosario pasó Con Rosario hablamos de sus padres y por lo tanto de una forma de vivir en esta villa en las primeras décadas del pasado siglo. de cuidar animales, a cuidar nietos. Sonríe cuando nos cuenta cómo fue- ron dando con las gallinas, patatas, vino y demás alimentos procedentes de la huerta una vez que tenían pre- vista su marcha a la capital alavesa. De la relación de Salinillas de Bu- radón con la otra orilla, con la cantera y el tren, buscaremos más historias. Pero si el lector quiere pasar un buen rato le recomendamos escuche la charla con Rosario Urrechu, y así se podrá enterar de qué es lo que le de- cía a su hija Clara al montar en el tren. La entrevista se puede escuchar en http://arabakoerrioxa.eus/es/radio/ podcast/otros/1989-rosario-celebro- sus-101-anos-27-09-2019.