INFORME GENERAL Centro Nacional de Memoria Histórica
tos, desapariciones y desplazamientos forzados, realizados entre 1999 y el 2000. En esa zona, las autodefensas debilitaron en un año los avances militares que el eln, las farc y el epl habían logrado allí en los diez últimos años. El 29 de mayo de 1999, unos 400 paramilitares incursionaron en la inspección de Policía de La Gabarra y en varias veredas del municipio de Tibú, Norte de Santander, donde mataron a 20 campesinos y saquearon e incineraron más de 50 viviendas. Esto produjo el desplazamiento de más de 300 pobladores hacia Venezuela.
Un día después, el 30 de mayo, integrantes de los frentes José María Becerra y Omaría Montoya del eln entraron a la iglesia La María del barrio Ciudad Jardín en Cali y secuestraron a 162 personas.
Este juego de interacciones violentas se había iniciado mucho antes, incluso en la guerra de Urabá entre 1995 y 1997, y tuvo, entre otros episodios, la toma por parte del Bloque José María Córdova de las farc del campamento central de las auc ubicado en el Nudo del Paramillo, que fue realizada el 28 de diciembre de 1998. El comandante de las auc, Carlos Castaño, reconoció que“ fue un golpe real que se le dio al movimiento de las autodefensas, pero fue un golpe más fuerte a la población civil” 165. Como retaliación a la ofensiva de las farc en el Nudo del Paramillo, las auc 166 decidieron romper la tregua navideña a la que se habían comprometido e iniciaron una serie de masacres, asesinatos selectivos y desplazamientos forzados en toda la geografía nacional, sobre todo en la región del bajo Putumayo y en los departamentos de Bolívar, Sucre, Magdalena y Antioquia, incluyendo la masacre del Playón de Orozco en El Piñón, Magdalena, en enero de 1999. Para uno de los comandantes
165. El Espectador( 4 de enero de 1999), 7A. 166. A comienzos del periodo, la estructura paramilitar contaba con cinco bloques de lucha, trece organizaciones asociadas y una escuela móvil. El Bloque Occidental de las auc comprendía la región suroccidental del país y los departamentos de Córdoba, Antioquia, Chocó, Caldas y Risaralda; el Bloque Norte agrupaba los frentes de la costa caribe; el Bloque Llanero incluía los frentes del Ariari, Guaviare y el piedemonte llanero; el Bloque Metro integraba los frentes del suroriente, occidente, oriente y nordeste antioqueños, todos bajo la comandancia del Estado Mayor de las auc, asentadas en el Nudo de Paramillo, en el departamento de Córdoba. de las farc y miembro de la mesa de negociación, se trató de“ una venganza feroz contra la gente indefensa por la operación hecha contra el campamento madre de Carlos Castaño” 167. Estas acciones paramilitares implicaron la suspensión unilateral de la mesa de negociación por parte de las farc, en el mismo momento en que se iba a abordar el tema del canje de guerrilleros detenidos en las cárceles nacionales por los policías y militares retenidos por las farc.
Igualmente fueron objeto de disputas las regiones del bajo y medio Putumayo. Allí, los paramilitares realizaron a lo largo de 1998 una masacre selectiva, sistemática y diferida en el tiempo, en los cascos urbanos de los municipios de Puerto Asís, San Miguel y Valle del Guamués. Esta incursión estuvo asociada nuevamente a intereses de narcotraficantes, que buscaban entrar a disputar el control y dominio que sobre la zona y su economía cocalera ejercían las farc. En esta región, los paramilitares ejecutaron las graves masacres de la inspección de El Tigre, en Valle del Guamués, el 9 de enero de 1999, y de El Placer el 7 de noviembre de 1999.
En ese propósito de expansión nacional, las auc anunciaron en el 2000 el inicio de operaciones del Bloque Calima en el norte y centro del Valle del Cauca, y en el departamento del Cauca. Para esto se habían aliado con el narcotráfico, pues a cambio de financiación permitieron que narcotraficantes pura sangre, como Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, asumieran la comandancia de bloques paramilitares. A esto se sumaron reuniones con narcotraficantes reconocidos del cartel del norte del Valle como Diego Montoya, alias Don Diego y Wilber Varela, alias Jabón. Y en la costa caribe, los paramilitares del Bloque Norte cometieron, ese mismo año, una de las acciones más violentas de esta ofensiva paramilitar: la masacre del corregimiento de El Salado, extendida por cinco días y que trasegó por los municipios de Córdoba, Ovejas y El Carmen de Bolívar, en la región de los Montes de María, donde fueron asesinados 60 campesinos y se forzó a los sobrevivientes a abandonar el poblado. Estas acciones, que se prolongaron entre enero y marzo, buscaban también sabotear la gira que representantes del Gobierno nacional y de las
167. El Espectador( 4 de enero de 1999), 7A.
172