Basket Marcha 2013 28 marzo, 2013 | Page 53

LA CONTRA-CRONICA Y después de Semana Santa, ¿Qué hacemos? Por Ricardo Nowicki Llegados a este punto de la temporada, lo que me solía ocurrir (siempre o casi siempre) era que tuviera que convencer a la gente de que había que no “abandonarse” en Semana Santa o en el peor de los casos (si llevaba junior), entrenar para ir a un campeonato. La verdad es que el cambio de competición, y que se haya terminado tan tristemente, dejando seis meses sin hacer nada más serio que una pachanga, es un asunto a resolver. Lo cómico de todo esto es que hacer una liga regular con playoff, o F4, o F8 (o lo que quiera el pueblo, que para eso va a votar), es cuando crees que hay un buen planteamiento deportivo y aparece el Sr. Euro. Y te dice que lo que podría ser una liga de 22 jornadas o más, sin parones, dándole una seriedad táctica (que te obliga a cambiar los planteamientos habituales), que hace que las jugadoras estén completamente metidas en la liga (hablamos de compromiso…)… Nunca podrá ser. Porque, sencillamente, una liga de esta estructura vale demasiados euros (un cálculo aproximado son 4.000 y algo), y la cosa no está para esto ahora mismo. ¿Soluciones? Todo empezaría por bajar las tarifas que marca la FIBT, que hacen que las cuotas que pagan los equipos sean cada vez mayores. Las ayudas de patrocinadores se fueron a mejor vida. La propia economía de las jugadoras, que son las que pagan “la cuota para el equipo”, no están para sobresaltos, pero siempre son capaces de sacar “el Tema” adelante (sigo creyendo en la creatividad de las mismas). Ya veremos qué se hace en la próxima Asamblea, porque está claro que si seguimos así, cada temporada que pasa hay menos equipos femeninos sénior, y así la gente deja de jugar a los 18 (porque, aunque muchos digan que no se sigue mejorando por esas edades ya “tan” mayores, quien quiere, puede). Este fin de semana volvíamos a tener un espectáculo en una cancha de base. Un árbitro que se vio continuamente faltado al respeto, suspendía el partido. Los padres, que no sabían que este deporte no tiene en las bases del juego las faltas de respeto, mantuvieron una muy mala imagen que provocó la suspensión del encuentro. Está claro que, si no se hace nada, este tipo de incidentes llegarán a mayores y dejaremos de tener un espectáculo que es sólo para los críos. Cuando finalizan las competiciones, y algunos afortunados pueden seguir compitiendo de manera oficial (menos mal que se han inventado los torneos), se ve lo trabajado durante la temporada. No siempre es sencillo tener todos los elementos para sacar lo máximo de tus conocimientos en los entrenos, y mucho menos en los partidos. Ya cuando a esto le añades las presiones familiares y a los realmente entendidos en la materia que suelen ser los restantes mortales con diferentes cargos del mundillo... Se suele ver si lo que haces durante tantos meses sirve para algo y creer en tu “estilo” sirve para dormir tranquilo por la noche.