LA CONTRA-CRONICA
Y después de Semana Santa, ¿Qué hacemos?
Por Ricardo Nowicki
Llegados a este punto de la
temporada, lo que me solía
ocurrir (siempre o casi siempre)
era que tuviera que convencer
a la gente de que había que no
“abandonarse” en Semana
Santa o en el peor de los casos
(si llevaba junior), entrenar para
ir a un campeonato.
La verdad es que el cambio de
competición, y que se haya
terminado
tan
tristemente,
dejando seis meses sin hacer
nada más serio que una
pachanga, es un asunto a
resolver.
Lo cómico de todo esto es que
hacer una liga regular con playoff, o F4, o F8 (o lo que quiera
el pueblo, que para eso va a
votar), es cuando crees que
hay un buen planteamiento
deportivo y aparece el Sr.
Euro. Y te dice que lo que
podría ser una liga de 22
jornadas o más, sin parones,
dándole una seriedad táctica
(que te obliga a cambiar los
planteamientos
habituales),
que hace que las jugadoras
estén completamente metidas
en la liga (hablamos de
compromiso…)… Nunca podrá
ser.
Porque, sencillamente, una liga
de
esta
estructura
vale
demasiados euros (un cálculo
aproximado son 4.000 y algo),
y la cosa no está para esto
ahora mismo.
¿Soluciones? Todo empezaría
por bajar las tarifas que marca
la FIBT, que hacen que las
cuotas que pagan los equipos
sean cada vez mayores. Las
ayudas de patrocinadores se
fueron a mejor vida. La propia
economía de las jugadoras,
que son las que pagan “la
cuota para el equipo”, no están
para sobresaltos, pero siempre
son capaces de sacar “el
Tema” adelante (sigo creyendo
en la creatividad de las
mismas).
Ya veremos qué se hace en la
próxima Asamblea, porque está
claro que si seguimos así, cada
temporada que pasa hay
menos
equipos femeninos
sénior, y así la gente deja de
jugar a los 18 (porque, aunque
muchos digan que no se sigue
mejorando por esas edades ya
“tan” mayores, quien quiere,
puede).
Este fin de semana volvíamos
a tener un espectáculo en una
cancha de base. Un árbitro que
se vio continuamente faltado al
respeto, suspendía el partido.
Los padres, que no sabían que
este deporte no tiene en las
bases del juego las faltas de
respeto, mantuvieron una muy
mala imagen que provocó la
suspensión del encuentro.
Está claro que, si no se hace
nada, este tipo de incidentes
llegarán
a
mayores
y
dejaremos
de
tener
un
espectáculo que es sólo para
los críos.
Cuando
finalizan
las
competiciones,
y
algunos
afortunados pueden seguir
compitiendo de manera oficial
(menos mal que se han
inventado los torneos), se ve lo
trabajado
durante
la
temporada. No siempre es
sencillo
tener
todos
los
elementos para sacar lo
máximo de tus conocimientos
en los entrenos, y mucho
menos en los partidos. Ya
cuando a esto le añades las
presiones familiares y a los
realmente entendidos en la
materia que suelen ser los
restantes
mortales
con
diferentes cargos del mundillo...
Se suele ver si lo que haces
durante tantos meses sirve
para algo y creer en tu “estilo”
sirve para dormir tranquilo por
la noche.