LANZAROTE
El juego interior del Tizziri Tinajo enterró al
Ciudad de Arrecife
Segunda División Masculina
Por Rubén Betancort
En el pabellón del IES de
Tinajo se citaban los dos
equipos que, a priori, deberían
luchar por las dos primeras
plazas de la tabla clasificatoria
de la Segunda División de
baloncesto, el Ciudad de
Arrecife y el Tizziri Tinajo, con
la curiosidad de que el equipo
capitalino hacía las veces de
local, al seguir sin solución el
problema de alumbrado del
Pabellón del IES Salinas.
El partido tuvo varias fases. En
primer lugar los dos equipos
salieron
con
defensas
imponentes,
evitando
las
canastas del rival. Claro
ejemplo de esto es que la
primera canasta llegó cuando
casi se habían disputado tres
minutos y fue anotada, con
mucho trabajo por Josafat
Martín
para
el
equipo
capitalino.
El ritmo que impuso en ese
momento el equipo de Federico
Betancort fue frenético. Las
continuas entradas hasta el aro
apenas eran paradas por los
jugadores interiores de Daniel
Saavedra, mientras en defensa
los "locales" se imponían al
cuadro tinajero que tardó más
de 5 minutos en hacer sus
primeros puntos, por medio de
Fernando Obiang.
El primer cuarto era demoledor,
siendo el Ciudad de Arrecife el
equipo que conseguía llevar el
peso de los primeros 10
minutos, sin sentirse, en ningún
momento, intimidado en el
resultado por su equipo rival.
En el segundo, dio la impresión
de que los equipos eran
totalmente nuevos. Mientras
que el demoledor Ciudad de
Arrecife no daba una a
derechas, el desaparecido
Tizziri Tinajo se comportó como
una auténtica apisonadora.
Desde el primer instante el
juego interior tinajero se
comportó como lo había hecho
en la copa, tanto en defensa
como en ataque y cuando se
atascaban siempre estaban los
bases
para
buscar
lanzamientos exteriores que
pusieran en apuros a los
capitalinos.
Durante todo el cuarto, el
Ciudad de Arrecife fue incapaz
de anotar un solo punto y sólo
cuando quedaban 5 segundos
pudo estrenarse, cerrándose el
cuarto con un abrumador
parcial de 2 a 26, lo que dejaba
el electrónico al descanso en
19 a 33. El Tizziri no sólo había
conseguido darle la vuelta al
partido, sino que le había dado
un zarpazo moral importante a
su rival.
Al comienzo del tercer cuarto
ya se vio un partido más real
entre
dos
equipos
de
renombre.