La Salle Náutico le cambia
el rumbo a una tendencia
Por Adrián Hernández
Escribía hace poco en mi
twitter, haciendo referencia a la
frase del ex futbolista inglés
Gary Lineker, “el baloncesto es
un deporte en el que juegan
cinco contra cinco y siempre
gana Gran Canaria”. Pues bien,
esa era la realidad en el
Archipiélago hasta el pasado
domingo 9 de junio.
La
isla
redonda
había
conseguido coronarse como
campeón de Canarias en todas
las categorías disputadas hasta
ent onces, y en féminas, su
máximo
exponente
en
categoría base, el Gran Canaria
2014 La Caja de Canarias,
había pasado por encima de
sus rivales en todos los
partidos.
Pero nadie gana una final sin
haberla jugado, ni siquiera La
Caja. Y eso que más de uno
daba como campeón al equipo
grancanario
desde
mucho
antes de que diera comienzo el
Regional. Y un servidor, tras
observar detenidamente los
encuentros de semifinales, se
sumó al carro de la gente que
pensaba que el conjunto
amarillo iba a ser muy superior
al lasaliano.
Pues bien, el que escribe esta
columna metió la pata. Y
créanlo cuando les dice que se
alegra de haberlo hecho, pues
esto es baloncesto, donde cada
partido es un mundo de
cuarenta minutos en el que
todo puede pasar, y más
cuando se trata de una final.
Como
si
de
un
guión
programado se tratase, el
comienzo del partido fue un
calco
a
los
encuentros
disputados por ambos equipos
a lo largo del Regional. La
Caja de Canarias, fiel a su
estilo, presionó con una 31-1 la salida del balón de
las de Juan Manuel
Rodríguez, logrando una
ventaja de siete puntos al
final de los primeros diez
minutos (12-19, 10’).
Sin
embargo,
esquemas
están
romperlos.
los
para