La historia que nunca fue
Dos minutos y medio condenan a los aurinegros a vivir la realidad de la ACB,
cuarta derrota consecutiva y la vida sonríe un poco más
Por Fran Rodríguez
*Viki Arvelo
El Canarias ha reescrito la historia. Los
pupilos de Alejandro Martínez han jugado un
partido perfecto para doblegar a un Madrid
todopoderoso que sufre su primera derrota de
la liga. Richi Guillén fue el gran artífice de una
victoria brutal ante un pabellón pletórico, que
tembló con la hazaña de sus héroes
canaristas. Saúl Blanco impartió una
demostración completa de coraje para dar al
Canarias su primer triunfo de la temporada. Ni
Rudy, ni Sergio, ni Carroll, la estrella de esta
cuarta jornada de la ACB tiene nombre de
equipo: CB Canarias.
El que pueda, que olvide estas últimas letras.
El subconsciente muchas veces traiciona y la
historia casi nunca es como a muchos les
gustaría que fuese. Lo anterior es la historia
que nunca fue, lo siguiente es el amargo
sabor que dejan las gestas incompletas.
Cuando Richi Guillén anotó aquel triple, su
aparente desidia se esfumó. Su energía fue
tan grande que la inercia levantó de sus
asientos a cinco mil personas y del sillón a
otras tantas. El marcador no mentía: 82-70 a
2:27 para el final. Pablo Laso gritó el tiempo
muerto como quien recibe un puñal y se sabe
moribundo. Mientras, Guillén apretó el puño y
alzó la mirada. Sus ojos de furia miraron a
todos sus compañeros. El Canarias iba a
matar al Madrid.
Dos minutos y medio
para el olvido
Entonces, llegó Jaycee Carroll. Ya había
llegado ’20 puntos’ antes, pero ahora lo hacía
para ganar. Carroll es un ex misionero
piadoso, pero que con el Canarias comete el
pecado de aniquilarlo cada vez que lo ve. Él y
Rudy Fernández reactivaron a un Madrid que
se arrastraba con la enorme vergüenza de
saberse perdedor ante un equipo que valía 25
millones de euros menos. El baloncesto es de
hombres y no de nombres y cuentas
bancarias, recitaba el Canarias.
Pero allí se esfumó todo. El parcial fue
nefasto: 4-18. El miedo a ganar se
palpó cuando Richotti y Uriz perdieron
un balón inexplicable en la banda. El
ruido se suicidó y el pabellón quedó
mudo. Saúl Blanco corrió la pista y
lanzó como pudo, pero el balón entró
fuera del tiempo. “¡Maldito tiempo!
¡Malditos dos minutos y medio!”,
gritarían
algunos
canaristas.
El
Canarias soñaba, pero le despertaron
para comunicarle que perdió contra el
Madrid (86-88). Y esta historia sí fue la
historia.
*Richotti penetrante Begic // Viki Arvelo