Basket Marcha 2012 14 noviembre, 2012 | Page 4

¡Sevilla tuvo un color especial! Por Fran Rodríguez “Sevilla, tan sonriente, yo me lleno de alegría cuando hablo con su gente. Sevilla enamora al cielo, para vestirlo de azul, capazo duerme en Triana, y la luna en Santa Cruz…”. La Sevilla de Giralda, de los jardines de Alcázar. La Sevilla de tapas y flamenco, de un Betis que te odio, de un Louis Bullock sin gloria. La Sevilla de Aíto, de los jóvenes, del proyecto de una permanencia con una victoria y cinco derrotas. Por allí pasaba el Canarias. Mitad equipo anotador, mitad peor defensa de la liga. Seis derrotas y ningún triunfo para la escuadra que una vez casi le gana al Real Madrid y tuvo durante dos cuartos en jaque al Barcelona. El triunfo era urgente. Lo era por su valor, lo era porque el cuadro tinerfeño era el pronóstico siempre cumplido: el colista. “Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende. Me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente…”. Allí resurgió el Canarias. Un conjunto aurinegro que empezaba a ver cómo las derrotas desahuciaban las victorias. El rival era idóneo por su condición y su estado. Un quinteto sevillano cargado con el cansancio de la competición europea y con el enorme lastre de ser el cuadro con peor registro anotador y aquel que en su debut cayó por 30 puntos. *ACB PHOTO Ninguno despegó de ninguno en casi todo el partido. No obstante, los andaluces tomaron la ventaja y se fueron al descanso con ella (39-34). Tomas Satoransky cumplía la profecía del exterior que aniquilaría a los canaristas, pero llegó Fotios Lampropoulos, medio griego medio ‘jodido’ por la crisis. La aportación del heleno fue primordial para que el Canarias tomara la estabilidad en el partido (10 puntos y 8 rebotes). Se llegaba al último cuarto con el resultado abierto (59-59). En esas situaciones, el Canarias había sido un Julio Salinas, un jugador que falla lo fácil y metía lo difícil. Con la excepción única de que los laguneros no habían metido ni una victoria en su casillero. “Sevilla, tan cariñosa, tan morenita, gitana, tan morena y tan hermosa. Sevilla enamora al río y hasta San Lucas se va, y a la mujer de mantilla, le gusta verla pasar…”. Nervios fuera y serenidad adentro. Llegaban Alejandro Martínez y los suyos al momento decisivo, a esos segundos en los que el cuadro tinerfeño es menos pez en el agua y más manojo de nervios. Uriz tomó el mando que era suyo por derecho y por edad. Nadie le objetó porque nadie quería tal responsabilidad. Así, el Canarias fue de nuevo el campeón de la LEB. Un conjunto que tiene más de cuatro jugadores anotando la decena de puntos y un cuadro que domina el rebote (35-29). Si Richotti se sumaba a la fiesta, la fiesta estaba fuera de control (15 puntos). En la locura, los imberbes niños de Aíto se perdieron. * ACB Photo Con un base hay victorias Ricardo Uriz apareció. Lo hizo como redención pero también como revólver. El base navarro fue el líder ansiado: 14 puntos, seis rebotes y cinco asistencias. Uriz era su mejor versión y la suplencia en el derbi le había apretado los dientes.