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Intendente Jefe Darly
Adriana Bernal Muñoz
“La acción en
pro de la excelencia”
Autores:
Frank Julinho Concha Gutiérrez, Bairon David Bohórquez Vargas, Julián Hernando Correa Castañeda.
(Cadetes- Compañía Santander)
B
ogotana de nacimiento, ingresa a la Policía
Nacional de Colombia, en elaño 1995 e inte-
grante de la compañía Gonzalo Jiménez de
Quesada, en la escuela de Suboficiales del mismo
nombre. Hija única, con parientes en la institu-
ción, egresada de un colegio femenino de orien-
tación católica, graduada en mercadotecnia y ven-
tas, madre de un joven piloto. Demuestra con su
abnegado y excelente servicio, la coherencia entre
sus palabras y actos, cuando manifiesta que: “ser
policía fue su sueño”, al que se acercó cuando en
las visitas a sus parientes uniformados, quedó
prendada de los actos ceremoniales y protocola-
rios que en toda escuela de formación policial se
exhiben. Sueño que ha cumplido a cabalidad y
con toda la rigurosidad de la transparencia y la
excelencia que el portar el uniforme verde oliva
exige, ella, la misma jovencita que en su fase de
formación policial, solo pensaba en ubicarse la-
boralmente en una unidad que le permitiera estar
cerca a su familia… sin imaginar toda la travesía
que se desprendería a partir del ejercicio de su ca-
rrera policial.
Ocupando el onceavo puesto en su curso, es se-
leccionada para formar parte de la Dirección de
Policía Judicial, acumulando en su trayectoria ins-
titucional 129 felicitaciones y 16 reconocimientos
especiales entre menciones honoríficas, distinti-
vos y condecoraciones.
Desde su inicio laboral en la DIJIN, demostró su
habilidad y dominio para manejar temas relacio-
nados con las finanzas y la búsqueda implacable
de acciones ilícitas que en esta área cometían los
narcotraficantes de la época; la entereza y calma
que le caracterizan, le permitieron ser ubicada en
el grupo de delitos financieros, con misiones asig-
nadas complejas, sensibles y de alto impacto para
la imagen institucional. El trabajo responsable,
silencioso, metódico y constante, realizado con
paciencia, honestidad, conllevó al desarrollo de la
Operación Milenio (1998).
Aún en su rol de patrullera, madre y esposa, en-
frentó el verdadero pánico, en su asistencia al jui-
cio para formalizar la evidencia contra estos de-
lincuentes, ante las altas cortes de Estados Unidos;
pánico que invadió todo su cuerpo hasta el pun-
to de somatizarlo físicamente, máxime cuando la
delincuencia tenía por defensa al más poderoso
y reconocido abogado de ese país y ella tan solo
contaba con la satisfacción del deber cumplido y
de un trabajo impecable, que eran su soporte para
continuar con gallardía.
Sus próximas misiones, fueron igualmente exito-
sas y de alto impacto para las metas y objetivos
institucionales frente al crimen organizado; ade-
más de no amedrentarla y más bien, cumplir con
su juramento institucional consagrado en la ora-
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