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La pantalla no refleja nada. Están ustedes como detrás de un espejo sin azogue:
ven el mundo, pero el mundo no los ve, no los mira; ahora bien, uno ve las cosas
sólo si ellas nos miran. La pantalla hace de pantalla para toda relación dual (para
toda posibilidad de “respuesta”). [...] ¿Qué hacer con un mundo interactivo donde
la línea divisoria entre el sujeto y el objeto ha sido virtualmente eliminada?.
Ese mundo no puede ser ya reflejado ni representado: sólo puede ser refractado o
difractado mediante operaciones que son, indistintamente, la del cerebro y la de la
pantalla, operaciones mentales de un cerebro que a su vez se ha vuelto pantalla.
JEAN BAUDRILLARD, El pacto de lucidez o la inteligencia del Mal
[...] nosotros somos el obstáculo –Lacan emplea el término “pantalla”– que,
bloqueando la luz, produce la sombra. No somos más que una variable en una
óptica que jamás lograremos dominar.”
ROSALIND KRAUSS. El inconsciente óptico
Ante un fondo de imágenes, ante el equilibrio y la transparencia, ya sólo nos vale el
desequilibrio de lo visual, la inestabilidad de lo apenas visible o lo demasiado visible.
La decepción de la mirada. Lo infra y lo supra. La sombra y la sobra. La oscuridad
y el resto. La so(m)bra. Desaparecer o vomitar.
MIGUEL Á. HERNÁNDEZ-NAVARRO, El arte contemporáneo
entre la experiencia, lo antivisual y lo siniestro
Contempando el Gran Vidrio de Duchamp. Philadelphia, 2011