El objeto-cuadro tiene un derecho y un revés porque es del mundo, la imagen-cuadro no
lo tiene porque está fuera-del-mundo, puro producto de lo imaginario y del deseo humano.
Sartre critica severamente la idea según la cual la obra de arte sería un mundo, al menos
otro mundo, esto porque no hay mundo imaginario; imaginar no es establecer otro mundo,
es negar e irrealizar el mundo dado independizándose a través de un acto de libertad de los
fastidios de su realidad, en consecuencia algo totalmente distinto a una destrucción que por
naturaleza sólo puede tener lugar en el mundo. A la preexistencia del mundo que nos resiste
y nos supera infinitamente, lo imaginario opone su escape y su negación de lo real.
PATRICK VAUDAY, La invención de lo visible