Avances en Bioingeniería 1 | Page 4

"El desarrollo del pelo gris es una marca de envejecimiento, pero nadie podría decir si causa envejecimiento", agregó Harvath. Este reloj biológico ha revelado resultados particulares, pues las pruebas de los tejidos sanos del corazón muestran que su edad biológica es de unos nueve años más joven de lo pensado, mientras que los tejidos mamarios femeninos envejecen más rápido que el resto del cuerpo. "Los tejidos mamarios femeninos, incluso los sanos, parecen más viejos que otros del cuerpo humano. Esto es interesante teniendo en cuenta que el cáncer de mama es el cáncer más corriente en las mujeres. Además, la edad es uno de los factores de riesgo del cáncer, de modo que este tipo de resultados podrían explicar por qué el cáncer de mama es tan corriente", añadió Horvath IDENTIFICAN LAS MOLÉCULAS QUE CONVIERTEN EL SONIDO EN SEÑALES EN EL CEREBRO Investigadores han identificado las moléculas en el oído que convierten el sonido en señales cerebrales, un trabajo que podría conducir al tratamiento de ciertos tipos de sorderas, informó hoy la revista Cell. En una investigación apoyada por los Institutos Nacionales de Salud, los científicos del Instituto Scripps de Investigación (TSRI por su sigla en inglés) en La Jolla (California) identificaron un componente crítico de esta proteína llamada TMHS.El artículo explicó que la proteína es un componente de los canales de mecanotransducción que convierten las señales de las ondas de sonido en impulsos eléctricos que se transmiten al sistema nervioso."Durante décadas los científicos han tratado de identificar las proteínas que forman los canales de mecanotransducción", dijo Ulrich Mueller, profesor en el Departamento de Biología Celular y director del Centro Dorris de Neurociencias en TSRI, quien dirigió el estudio. En el laboratorio, los científicos fueron capaces de colocar TMHS funcional en las células sensoras para la percepción del sonido en ratones sordos, recién nacidos, y restablecieron la función. Los científicos creen que la TMHS parece ser el eslabón directo entre la cóclea -la estructura con forma de caracol en el oído interno que responde al sonido- y el mecanismo que envía las señales eléctricas al cerebro. Cuando esa proteína está ausente en los ratones, el oído no envía señales al cerebro y los animales no pueden percibir el sonido.