EL AUTOMOVILISMO EN MÉXICO ▶ EN LA META
EN LA LUCHA
Entre 1960 y 1970, la década negra de este deporte, con 18 pilotos fallecidos. El profesional en activo que más contribuyó a alterar ese estado de cosas, casi el único, en realidad, que plantó cara con firmeza inédita a la siniestra omertá de los promotores sin escrúpulos, los aficionados morbosos y los pilotos adictos al riesgo y la adrenalina fue Jackie Stewart. Para Stewart, la Fórmula 1 siempre fue una profesión atractiva y bien remunerada que no tenía por qué revestirse de epopeya macabra.
ROMPIÓ CON EL PATRÓN
Su primer título mundial, en 1969, supuso la consagración de un hombre corriente, que se expresaba con sencillez y sin pretensiones, con un cerrado acento escocés, felizmente casado con la que venía siendo su novia desde los días de instituto. Un hombre, además, que nunca se resignó del todo a que el peaje del éxito consistiese en competir en condiciones demenciales y asistir a continuación al funeral de tus compañeros.
▶ CONTRA TODO PRONÓSTICO dichos huevos de joyería. Ahora, con el documental Stewart puede volver a destacar en una obra relacionada con los vehículos motorizados, centrándose en la leyenda viva que es Jackie Stewart. Con él, busca echar un vistazo a los años de mayor gloria del piloto: finales de los 60 y primeros de los 70, donde consiguió sus tres títulos-concretamente en 1969, 1971 y 1973- y luchó por mejorar la seguridad de las carreras. Fue uno de los primeros en adoptar medidas como el casco íntegro o el cinturón de seguridad, pero también en hablar con las organizaciones para que sus circuitos fueran seguros. Si veía que no se solucionaban las deficiencias, se negaba a participar y alentaba boicots. En menor medida, el documental también explorará la dislexia no diagnosticada que sufrió de niño-que le hizo fracasar en los estudios y refugiarse en los coches- y el papel que jugó de su mujer Helen, que fue su cronometrista y que ha adolecido de demencia en los últimos años. Esto último han hecho de Stewart alguien muy comprometido en la lucha contra la demencia, con donaciones a la investigación y otros actos filantrópicos.
Stewart ha dicho en múltiples ocasiones que su fracaso escolar es la( paradójica) explicación de su éxito en la vida. Le obligó a elevar el listón de autoexigencia. Le inculcó una ambición, una disciplina y un instinto competitivo que eran contrarios a su naturaleza y que“ no hubiese desarrollado de ningún otro modo”.
▶ CAMINO AL ÉXITO
Stewart ganó su primer gran premio en Monza, en septiembre de 1965. Su estilo de conducción sólido y preciso ya se había hecho popular. También triunfaba su imagen, de un juvenil desaliño, con su melena revuelta que le hacía parecer un quinto Beatle sobre ruedas.
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