En El lino de los sueños fue cantor de la vida cotidiana de su ciudad, con una nota de inteligente ironía. La publicación de esta obra en 1915 fue un acontecimiento tan importante (aunque menos brillante) como en su día lo fuera la publicación de Las rosas de Hércules por Tomás Morales.
Posteriormente publicó el poema dramático La umbría y las prosas Crónicas de la ciudad y de la noche. Hacia 1924, un año antes de su fallecimiento, el poeta había preparado el poemario Caminos dispersos, que sin embargo no fue publicado hasta 1944 por Ediciones "Gabinete Literario" de Las Palmas de Gran Canaria. En estas últimas composiciones, el autor se aproximaba cada vez más a la línea de Juan Ramón Jiménez y de la poesía próxima a los "puros", dentro de una técnica que se parece, entre los nuevos, al primer Salinas en algunos aspectos. La prematura muerte de Quesada truncó una clara vocación de escritor y poeta.