Camioncito con la estatua
de bolívar
Trujillo 1926.
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Essex y la muerte
del doctor hernández
Cuenta Alfonso Márquez Añez
que él tenía siete años cuando llevaron
a Trujillo la estatua del Libertador que
en diciembre de 1930 inaugurarían en
la Plaza Bolívar. Los días anteriores
anunciaron el acontecimiento por lo
que la gente y en particular la muchachera, se preparó para un grandioso
recibimiento, creo que no precisamente del monumento como del camión de
tres toneladas encargado del transporte. La verdad es que fue un suceso
celebrado desde La Concepción, por
donde pasaba la Trasandina y unía
con la vía que llevaba hasta Trujillo.
La entrada del camioncito a la ciudad
fue entre aplausos y vítores de la gente
para la que aquello constituía un acontecimiento que al niño Alfonso le causó mayor impresión que cuando vió el
primer automóvil, aunque no recuerda
exactamente cuándo ni cuál fue.
Foción Araujo y Juan José Carrillo tenían sus carros y por lecturas el
doctor Márquez sabe que fue el gobernador del Estado, general Timoteo
Omaña, quien en 1915 llevó el primer
automóvil a la capital trujillana valiéndose del coronel Lorenzo González
Pacheco para que lo condujera.
Márquez Añez refiere que en 1946
pudo adquirir su primer automóvil
propio, siendo el vendedor el doctor
Fabricio Gabaldón, médico, padre de
Juancho, quien trabajó para el Banco
Venezolano de Crédito y desarrolló la
urbanización Santa Paula, en El Cafetal, Caracas. Era un Studebaker 1941
de cuyo rendimiento nunca tuvo quejas
pues le sirvió sin contratiempos mientras lo utilizó en Caracas, en donde
residía. Fue suyo hasta que en 1947 se
mudó para Barcelona como jefe del
impuesto sobre la renta en la región;
allí le asignaron un vehículo oficial.
El 13 de septiembre de 1899 tuvo
lugar el primer accidente fatal que recuerde la historia mundial del automóvil. H. H. Bliss habría sido la
víctima del arrollamiento ocurrido
frente al Central Park, en la ciudad de
Nueva York.
Todavía muchas personas creen
que la muerte del doctor José Gregorio
Hernández representa el primer accidente automovilístico en la historia
caraqueña cuando lo cierto es que, de
acuerdo a los registros hemerográficos,
el 12 de julio de 1913 tuvo lugar el primer choque entre dos automotores, uno
conducido por el joven Gustavo Zingg,
hecho ocurrido en la esquina de Las
Gradillas, el cual provocó conmoción
pública al punto que hubo necesidad
de redoblar la presencia de policías para restablecer el orden. En el accidente
se vio involucrado otro vehículo propiedad de la Casa Blohm.
Tanto por el escaso número de
automóviles que circulaban en 1919,
así como por la poca velocidad que
desarrollaban, los accidentes de tránsito podían considerarse realmente
excepcionales aunque los enemigos del
automóvil insistían en campañas tendentes a resaltar los peligros de la velocidad y el alto riesgo social que
significaría la progresiva incorporación de automotores a la vía pública
congestionada por coches y tranvías.
La prensa de las primeras décadas
registra junto a las noticias acerca de
la aparición del automóvil, la presencia
de la peste de los accidentes. En 1912,
El Universal ofrece una caricatura que
bien puede considerarse parte de la
campaña contra los automóviles o alerta sobre las implicaciones de la presencia de tantos autos. No obstante, las
páginas del periódico ofrecen en cantidad avisos promocionales de los nuevos
modelos. Los primeros argumentos en
contrario los corroboraría el percance
-sin lesionados- del joven Zingg.