Marchanticas
A la bella fotografía tomada por
Helmut Neumann Nestler desde donde
hoy tenemos la plaza Venezuela, se suma esta otra de una camionetita, también de reparto. Es la adquirida en 1936
por Alfredo Fernández González para
la fábrica de helados EFE. El monto
requerido provino de que jugando lotería, Fernández se hizo con el número
ganador del primer premio –cuenta su
hijo Mariano Fernández Porrras. El día
del estreno del vehículo, fueron retratados en la intersección del final de la
avenida Las Acacias con la calle Los
Almendros, en La Florida.
Producía lo suficiente para casarse y para contribuir no sé con qué
monto, con la empresa que su hermana mayor, Mila Fernández, y su cuñado, Alberto Espinosa Blanco, habían
fundado en 1926: Productos Efe, S.A.
Él me hablaba -narra Mariano Fernández Porras- de la adquisición de
una o varias unidades de transporte
de helados, que obviamente tenían que
haberse diseñado como parte de lo que
se llama la cadena de frío. Esto es, un
sistema especialísimo para que en ningún momento, una golosina que se
fabricaba a varios grados bajo cero,
perdiera su calidad y su esponjosa textura. Mucha gente piensa que Efe inventó el helado, al menos en
Venezuela. Por supuesto que eso no es
cierto. Pero lo que sí ocurrió es que fue
la empresa que lo industrializó en el
país. Una compleja tarea -destaca Mariano-, más aún en un país tropical.
Ignoro si esa camioneta con la que mi
padre está fotografiado, específicamente es la unidad de transporte que él
adquirió. Pero el hecho es que desde
los 15 años fue grande su contribución.
Primero llevando los libros de la compañía. Después, progresivamente se
hizo socio y miembro permanente de
su junta directiva.
¿Qué tiempo transcurrió antes
que para vender Helados Efe incluyeran las marchanticas en la estrategia
de comercialización? Una Chevrolet
Apache de 1956 se halla en el Museo
del Transporte, probablemente único
sobreviviente de ese medio que música de por medio, atraía a chicos y
grandes durante recorridos programados por las urbanizaciones de la
ciudad. Nada original por lo demás,
pues en la misma época, los años 50,
en los Estados Unidos eran tan corrientes como en Venezuela, al menos,
aquí en Caracas. La canción que las
identificaba además del color blanco
y la tira verdiblanca de cuadros, la
trajo de Dinamarca uno de los Fernández que la adapta para anunciar
la cercanía de la marchantica con su
carga de sabores.
Las marchanticas se acabaron
como ventas motorizadas de helados.
Quedan los carritos empujados por el
heladero que andando llega a todas
partes. Una absurda decisión judicial
prohibió que en sectores de Chacao,
los heladeros llamen con música a
quien desee tomarse un helado.
Ford 1935 Panel a la entrada de la carretera del Este en la década de 1930.
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