A fondo
importación de productos energéticos; se podría recuperar el liderazgo que nuestro país tenía en la industria de energías renovables; y disminuir la emisión de contaminantes en proporción semejante a los grandes países de la Unión Europea.
SERVICIOS PÚBLICOS Y PRODUCTIVIDAD
La crisis económica debe llevar a todos la preocupación por la productividad. Es preciso que los responsables y empleados públicos cooperen de manera activa en orden a dar eficiencia y eficacia a sus organismos.
Es cierto que las organizaciones tienden a generar con el tiempo vicios internos, y a menudo en pro de su crecimiento. Hay actividades que, efectivamente, no tienen porqué realizarse a través de cauces públicos. Ahora bien, hay otros servicios públicos que conviene desarrollar, y en muchos casos en beneficio de muchas empresas privadas.
En principio, es indeseable que los servicios públicos se privaticen. Ordinariamente, eso repercute en una degradación del servicio, y en un peor trato de los trabajadores. A menudo los liberales incurren en inconsecuencias. El beneficio que busca la empresa privada debe ser una consecuencia de su innovación y calidad organizativa, en un mercado en competencia. Ahora bien, hay muchos servicios públicos que no se prestan a una innovación y calidad superiores por el hecho de ser cedidas a una empresa privada, como sucede con muchas entidades educativas y sanitarias. En esos centros, el beneficio empresarial suele buscarse a costa de disminuir las retribuciones del personal y los proveedores, y de disminuir la calidad del servicio.
UNA POLÍTICA ECONÓMICA CON PERSPECTIVA DE OFERTA
Uno de los factores peor identificados de la crisis económica, ha sido la competencia internacional, que está acabando con un sector tras otro en los países occidentales. Es preciso apoyar la competitividad de nuestra economía, y sobre todo de la industria. Para ello, debe reconocerse una potencialidad insustituible al Estado, y en muchos frentes. El Estado ha de facilitar la identificación de oportunidades, la cooperación en orden a muchos objetivos, y una dotación holgada, económica y de calidad en factores productivos, materias primas, y bienes y servicios para la producción. A su vez, eso remite a una mayor actividad del Estado en los mercados de factores productivos.