En El beso, un hombre envuelve con un abrazo a su pareja, que se encuentra arrodillada sobre un manto de flores; mientras la besa delicadamente en la mejilla izquierda. A pesar de que se dice que Klimt estaba obsesionado por el sexo, en la pintura nos muestra un beso tierno, inocente.
Los patrones brillantes que envuelven a los personajes son ambiguos. No se sabe si están vistiendo ropas, o si están cubiertos por mantas. En todo caso, a Klimt no parecía importarle mucho la vestimenta, ya que acostumbraba a usar una extraña túnica y sandalias cuando se encontraba en su casa. Lo que si es claro, es que estos patrones son puramente simbólicos: en el hombre las formas son cuadradas o rectangulares, lineales, que remiten a la masculinidad; en la mujer, al contrario, priman las formas circulares y coloridas que, por ende, dan cuenta de la feminidad. Así, los personajes se complementan asimétricamente.
La obra, es un óleo con laminillas de oro y estaño sobre lienzo de 180 x 180 cm, realizado entre 1907-08.