Neoclásico
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VENTURA RODRÍGUEZ (1718-1785)
La trayectoria de Ventura Rodríguez se sitúa a caballo entre las dos grandes corrientes artísticas del
momento, el barroco y el neoclasicismo. A su periodo inicial corresponden sus obras barrocas, en las que
afloran frecuentes influencias del barroco italiano.
La gran obra es la remodelación de la Basílica de El Pilar de Zaragoza, encargada por Fernando VI a
instancia del Cabildo de la Seo zaragozana.
Realizó la capilla que debía albergar la imagen de la Virgen para su culto. Construyó un
templete de orden compuesto a modo de baldaquino con bóveda elipsoidal.
En esta capilla es donde se produce la transición del estilo barroco al neoclásico,
manifestándose éste último en la decoración interior del templo.
A partir de 1760 abandonó la tendencia barroca a favor del neoclasicismo. En la Iglesia de
los Agustinos de Valladolid vemos el triunfo del neoclasicismo en la fachada, aunque el
interior es todavía de planta circular.
Entre sus últimas obras destaca la fachada de la catedral de Pamplona (1873),
severamente clásica, con un pórtico tetrástilo entre dos torres cuadradas.
FRANCISCO SABATINI (1722-1797)
Cuando sube al trono Carlos III y tras la muerte de Sacchetti, el arquitecto italiano
es nombrado arquitecto real, momento en el que Ventura Rodríguez deja de
trabajar para la corte.
Intervino en la edificación de obras monumentales para Madrid, representativas
del poder real, como la Puerta de Alcalá, que conmemora la entrada de Carlos III
en la capital. Consta de cinco vanos, tres con arco de medio punto y dos
adintelados.
Realizó también la escalera principal del Palacio Real de Madrid o el edificio de la
Aduana, hoy Ministerio de Hacienda.
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