Argumentos Socialistas Nº 4 Enero 2014 | Page 59

ganancias ilimitadas; por el otro pagar impuestos, es decir, reducir las ganancias. Por un lado, la nación facilita identidad y sentimiento de pertenencia, pero por otro lado el carácter internacional del capital lo desmiente. Los patriotas políticos invierten en el extranjero o deslocalizan sus empresas para ir donde su capital puede obtener más beneficios. Como afirma Robert Kurtz: “los individuos, en cuanto miembros de la sociedad de la mercancía, son a la vez para sí mismos amigos y enemigos; dos almas que se enfrentan de manera permanente”. “Cuanto más se desarrolla la sociedad de la mercancía, tanto más se escinde el sujeto”. Como hemos dicho, la lucha contra los vestigios del antiguo orden termina a mediados del siglos XX. En ese momento el sistema del capital alcanzó su pleno desarrollo, su punto álgido. Según se habían ido eliminando los elementos premodernos se había ido reformulando la distinción entre izquierda y derecha, ahora, eso sí, dentro del sistema. La idea de nación, originariamente revolucionaria frente al viejo orden, fue sedimentando como núcleo de la derecha, que también tendrá un sentimiento elitista, como antes la aristocracia, debido a la convicción de aportar más a la comunidad, y, por tanto, el derecho a recibir más. La izquierda sedimentará un núcleo basado en la idea de democracia, entendida como igualdad, y de la función redistributiva del Estado. Pero la separación no es radical, pues la derecha tiene sus momentos sociales como las leyes de Birmarck, las de los movimientos fascistas o la participación de la democracia cristiana en la construcción del Estado de bienestar. Por su parte, la izquierda ha vivido sus momentos nacionalistas como en la Primera Guerra Mundial, pesa a haber en tendido a la nación como un instrumento de la burguesía. El cénit del conflicto entre ambos polos de lo político se da en el primer tercio del siglo XX, época de los grandes movimientos de masas y de las ideologías. 59