Madrid y, desde luego, serán motivo de discusión en los próximos meses porque no
estamos solamente ante una crisis coyuntural.
Analizando estos hechos, resulta más comprensible la actitud que adoptaron los
sindicatos en la década de los ochenta, y se entiende mejor el conflicto suscitado entre la
UGT y el partido socialista en el gobierno. Muchos militantes —que se mostraron
contrarios a los sindicatos en esa etapa— reconocen en estos momentos las razones del
sindicato y, además, justifican su actuación. De alguna manera, lo que ocurrió en aquel
entonces ya nos anunciaba el presente que ahora todos estamos lamentando.
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