Argumentos Socialistas Nº 4 Enero 2014 | Page 4

EDITORIAL LA POLÍTICA EN LA CALLE Para los socialistas, los movimientos sociales suponen un importante componente de su “ADN” político. Desde los inicios de la lucha por la justicia, la democracia y la emancipación social en pleno siglo XIX, trabajadores, profesionales y ciudadanos ya protagonizaron diferentes iniciativas políticas (denominadas “Asociaciones Obreras”, I Internacional…), que posteriormente, con la fundación del Partido Socialista Obrero Español (1879) y la Unión General de Trabajadores (1888), dieron lugar a la denominación del “movimiento obrero” (combinación de la lucha política –Partido– con la lucha económica –Sindicato-). Posteriormente, con el surgimiento de otros partidos de izquierda (PC…) y Sindicatos de clase: CNT… hasta llegar a la democracia: CC.OO…, este concepto de “movimiento obrero” ha ido ampliándose y consolidándose, dando lugar a diferentes manuales de historia de sus diferentes iniciativas, luchas y conquistas sociales (derechos…): Jornada de las 8 horas; Seguridad Social; Sanidad, Educación y Vivienda para todos. Derechos democráticos (libertad de reunión, expresión, asociación…). Después de casi 40 años de Dictadura franquista, durante la Transición, apareció un potente Movimiento Vecinal, contra la subida de precios, por una vivienda social, escuelas para todos, libertades democráticas… que tuvo una especial importancia en la mejora y calidad de vida en nuestros pueblos y ciudades. Igualmente, apareció un importante Movimiento Juvenil y de PNN (Universidades…) que, conjuntamente con Partidos Políticos (PP.PP) y Sindicatos, contribuyeron de forma importante a la consolidación de nuestra democracia. Con todo, nuestra democracia reciente, a diferencia con otros países de nuestro entorno europeo, se ha caracterizado por un bajo nivel asociativo y participativo (“déficit democrático”). Con la consolidación de la democracia (CE 1978), los PP.PP, Sindicatos… canalizaron buena parte de aquel dinamismo social, con algunas críticas por no haber potenciado el Asociacionismo en el nuevo contexto democrático (“abandono”, era la crítica), dando lugar durante los años 90 a una cierta apatía participativa (se acuña el “pasotismo”), especialmente entre los jóvenes. 4