Miedos, dudas y desconcierto. Sectores como la sanidad, servicios sociales, servicios
públicos..., con camisetas de diferentes colores, empezaron a tomar las calles, de manera
sectorial y conjunta. Nunca hemos vivido tal número de movilizaciones porque nunca,
también es verdad, hemos vivido agresión tan brutal al estado de bienestar. La ciudadanía
hemos respondido a las convocatorias con decisión de plantar cara a las agresiones, pero
a veces hemos sentido indignación y vergüenza ante las ausencias y tibias posiciones de
nuestros dirigentes. Es necesario reconocer que el PSM (Partido Socialista Madrileño)
estuvo
siempre
presente
en
las
movilizaciones,
especialmente
de
educación y sanidad, superando en
principio
“abucheos”
de
algunos
manifestantes procedentes de grupos
integrantes del 15-M. Su presencia
continuada, junto con la debilidad del
movimiento 15-M, ha hecho que el PSM
tenga una presencia normalizada en las
movilizaciones.
La realidad de una lucha sostenida en el tiempo y con un altísimo respaldo social
profesional y ciudadano, ha hecho reaccionar al Partido a nivel federal y a los Sindicatos
en el ámbito confederal. Los miedos, dudas y desconciertos, se han ido disipando por la
presión interna y externa. La presencia de las “cúpulas” se va, tímidamente, visibilizando
en la calle.
Algunos aspectos habría que destacar en la MAREA VERDE:
• La ciudadanía ha entendido, frente a las tergiversaciones del Ministerio de
Educación y gobierno del PP, que las movilizaciones de la enseñanza no son por
reivindicaciones corporativas o sectoriales, sino que los recortes y la LOMCE
significan la agresión mayor que ha sufrido la EDUCACIÓN desde que se
conquistó la democracia en nuestro país. La educación afecta a toda la ciudadanía,
a su libertad, a la compensación de las desigualdades, al futuro de los hombres y
mujeres, a la equidad y justicia de un país. Por ello el respaldo a las movilizaciones,
la rebelión ante las medidas discriminatorias y excluyentes, es masivo, interclasista
e intergeneracional.
• La lentitud de respuesta de los “aparatos” no es solamente por su funcionamiento
burocrático, sino en gran medida por la lejanía del tejido social. El abandono del
asociacionismo, de los centros de vida social, vecinal, educacional, de juventud, de
personas mayores, etc., les impide detectar malestares y rebeldías; y por supuesto,
encabezar, acompañar o seguir a los que no se resignan a dejar en manos del
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