Con el tiempo, nuestras prioridades evolucionan: ya no se trata solo de estética o rendimiento, sino de poder moverse con libertad, sin rigidez, sin dolor. De seguir haciendo lo que nos gusta sin depender de nadie. Porque sí: la movilidad es una forma de independencia, y mantenerla debería ser parte de cualquier rutina de autocuidado. La ciencia lo confirma: mantener una rutina que combine movilidad, fuerza funcional y descanso activo puede transformar la manera en que envejecemos. Pero no se trata de hacer más, sino de hacerlo con inteligencia. Con el paso del tiempo, el cuerpo necesita ser escuchado, entendido y acompañado con decisiones que lo sostengan, no que lo exijan. Envejecer bien no es resistirse
Evolución de prioridades: Las metas cambian con el tiempo, pasando de la apariencia física o la alta capacidad a la calidad de vida relacionada con la salud y el bienestar.
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