Aprendiendo MX Mayo 2025 | Page 16

psicológico de los niños. Entre ellas se encuentran el abuso físico, emocional y sexual; la negligencia emocional o física; y situaciones familiares, la violencia doméstica, la enfermedad mental de un pariente, el encarcelamiento de un familiar o el abuso de sustancias por parte de integrantes de la familia o de los propios menores, por mencionar algunos ejemplos. En México, 19.3 % de los niños entre 24 y 59 meses no alcanzan los hitos del desarrollo infantil. De acuerdo con datos recientes de UNICEF al menos 60 % de los niños a nivel mundial, sufren abuso psicológico o castigos físicos, por otro lado, un 50.4 % de los niños en México ha sido educado mediante métodos violentos, y el 95.2 % ha estado expuesto a al menos un factor de riesgo relacionado con el maltrato infantil. Estas experiencias, además de afectar el potencial humano y el comportamiento infantil, desencadenan respuestas fisiológicas que pueden tener consecuencias graves en la salud a largo plazo.
Los estudios han demostrado que los niños con cuatro o más ACEs tienen:
• 1.6 veces más riesgo de obesidad severa y diabetes.
• 2.2 veces más probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares.
• 2.4 veces mayor riesgo de cardiopatía isquémica.
• 4.6 veces más probabilidades de desarrollar depresión.
• 12.2 veces más riesgo de tener intentos de suicidio.
El estrés crónico en la infancia provoca varias alteraciones de consideración: la liberación constante de cortisol, principal hormona de respuesta al estrés; eleva los niveles de glucosa, principal fuente de energía en situaciones de estrés; y, reduce la presencia de melatonina, hormona responsable de regular el ciclo de sueño-vigilia. A largo plazo, estos cambios afectan la alostasis( el proceso de adaptación del organismo a los cambios físicos, psicosociales y ambientales, que consiste en una respuesta adaptativa que estabiliza los parámetros fisiológicos en situaciones de demanda y / o estrés) La exposición a ACEs se traduce en un aumento de la carga alostática, lo que desencadena un estado de desregulación multisistémica que afecta el funcionamiento normal de los sistemas neuroendocrino, cardiovascular, metabólico e inmune. La presencia continua de altos niveles de cortisol puede desencadenar inflamación crónica, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades graves durante la adultez. Importancia del microbioma oral y su análisis como método de diagnóstico Una de las innovaciones más destacadas de este estudio es el estudio científico del microbioma oral como un elemento de diagnóstico no invasivo para medir el impacto biológico del estrés infantil. El microbioma oral como un ecosistema complejo y diverso, desempeña un papel crucial en la salud sistémica. El microbioma oral es la comunidad de microorganismos que habitan en la cavidad bucal, incluyendo bacterias, hongos y virus. Se estima que la boca alberga más de 700 especies de bacterias, pertenecientes principalmente a las categorías Firmicutes, Proteobacteria, Fusobacteria, Bacteroidetes, Actinobacteria y Spirochaetes. Hasta el momento, el equipo de investigación ha encontrado en una submuestra de la población de estudio, que los niños con mayores niveles de cortisol en el cabello presentan menor abundancia de Leptotrichia, lo que habla de una posible insensibilización a altos niveles de cortisol en pacientes con estrés crónico. Hasta ahora, no se ha encontrado una relación entre Fusobacterium con niveles de cortisol elevados. Sin embargo, si una mayor abundancia de la especie Treponema sp. OMZ _ 806 a mayor número de ACEs y una menor abundancia de Prevotella melaninogenica también a mayor número de ACEs. Una de las conclusiones del estudio: identificó una correlación entre altos niveles de cortisol en cabello y alteraciones en la microbiota oral: un incremento en la abundancia de Fusobacterium( que podría aumentar riesgo de caries, gingivitis, periodontitis, meningitis, artritis, neumonía y endocarditis) y Leptotrichia( asociada a bacteriemias y endocarditis en pacientes inmunocompetentes). Este estudio representa un avance significativo en la comprensión de cómo las experiencias adversas afectan la salud biológica infantil.
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