ización Internacional del Trabajo( OIT) establece principios fundamentales: reducción paulatina sin afectar ingresos, acompañamiento a sectores vulnerables, y equilibrio entre bienestar y sostenibilidad económica. En ese sentido, proponemos que México construya su propia ruta, reconociendo su diversidad productiva y diseñando un modelo flexible que resguarde el empleo formal. Una reforma de esta magnitud requiere una estrategia de implementación basada en evidencia y gradualidad. Proponemos que la reducción de la jornada se aplique por sectores, priorizando aquellos con condiciones favorables y realizando evaluaciones periódicas de impacto. Deben contemplarse mecanismos de flexibilidad que permitan jornadas semanales, quincenales o esquemas adaptados a cada industria. Asimismo, deben establecerse regímenes especiales para sectores de operación continua, como minería, manufactura, seguridad privada o logística, donde la prolongación de la jornada es estructural y necesaria. La jornada extraordinaria y su forma de pago debe analizarse, evitando distorsiones que perjudiquen a trabajadores y empleadores. Adicionalmente, una implementación sin estas consideraciones podría traducirse en un aumento de los costos para las empresas, lo cual tendría un impacto directo en los precios de los productos y servicios, afectando también a los consumidores. La implementación de la reducción de jornada debe ser resultado de un verdadero diálogo social entre trabajadores, empleadores y gobierno, con base en información técnica acordando los límites ordinarios y extraordinarios de jornada, y deberán definirse excepciones en sectores específicos. Además, es indispensable armonizar esta reforma con la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas, para evitar interpretaciones incorrectas del concepto de explotación laboral.
“ Reiteramos que México puede dar este paso si se construye sobre evidencia, responsabilidad y diálogo. Nuestro objetivo es lograr un modelo laboral más justo y humano, que al mismo tiempo preserve la viabilidad de las empresas y fortalezca el empleo formal. Una reforma bien diseñada no debe dividir, sino unir al país en torno a un horizonte de desarrollo con justicia social y productividad compartida”, finalizó.
Aprendiendo 66