Cría y Adiestramiento
del Caballo de Polo
Por Antonio Heguy
Este artículo es copia de su original de la Revista Centauros de 1969.
Hace ya 50 años. Y su autor es el bisabuelo de la actual generación
que irrumpe en el polo.
Las brillantes giras de los equipos argentinos de
polo, desde 1922, por Europa y los Estados Uni-
dos, así como la admiración que despertaron sus
montados, su adaptabilidad al juego, su velocidad
y la facilidad de maniobra, provocó en el orden
local, la discusión y a veces la polémica sobre la
forma de ir mejorando nuestras manadas sobre la
base del aporte del pura sangre de carrera.
Es indudable que pese a éxitos y fracasos de al-
gunas crías, el saldo ha sido netamente positivo,
dado que en los lugares donde se practica ese de-
porte nuestra caballada goza de gran predicamen-
to. El aporte que podemos hacer a tan debatido
tema a través de algunas indicaciones, que po-
drán resultar poco ortodoxas, son el resultado de
una larga experiencia y si fueran de alguna utilidad
para jugadores y criadores, nuestras aspiraciones
estarían ampliamente satisfechas. No ignoramos
que las 4 etapas en que dividimos este proceso
(cría-doma-adiestramiento-juego) son difíciles de
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reunir pero entendemos que son de fundamental
importancia para la obtención de un caballo de
primera categoría.
1- LA CRÍA: Consideramos que para llegar a
la meta, o sea para lograr un buen polero, de-
bemos contar con una manada que reúna las
condiciones óptimas de tipo, velocidad y ca-
rácter. Como en toda cría y de cualquier raza
es fundamental la madre que deberá seleccio-
narse de entre las jugadoras que en su paso
por las canchas hayan demostrado aptitudes
para el juego.
Por esto, reunir un lote de yeguas parejas es
lo más difícil y significa muchos años de se-
lección. Con respecto al padre, debe ser SPC
en lo posible con antecedentes poleros y en
líneas de familias que lleguen bien a la milla,
dando suma importancia a la calidad, de ma-
nera que se den las garantías para obtener