mos en falsas ilusiones, ya que eso no se dio y
muchos criadores como yo sufrimos las conse-
cuencias.
La segunda fue una gran caída de la demanda
al desaparecer patrones, que lamentablemente
son los únicos que financian el negocio.
Hay criadores que si un patrón no les compra
solo a ellos, pierden la posibilidad de jugar. Eso
termina de destruir a los criadores pequeños sin
escudería. Se dicen muchas cosas que no son
ciertas en este deporte.
Por último, el cambio en las leyes impositivas,
sin considerar que lleva al menos 6 años hacer
un caballo de polo y lograr tecnología de punta
en clonación, muchísimo más, le dio el golpe de
gracia a la cría.
Con respecto al futuro, también pienso que se
tergiversan las cosas en función de los intere-
ses. Una cosa de la que nadie habla es de los
centenares o miles de embriones que se hicie-
ron y hacen sin futuro deportivo, sólo porque
beneficia a pocos.
Y ahí entran los clones, con la falacia de que
destruye la cría. No hay engaño más grande. Los
clones mejoran la cría al generar más opciones
para la mejora de la raza. Prefiero criar menos,
pero con un clon de una yegua que fue buena
madre y no con decenas de madres mediocres
que generan descartes y costos.
Argentina como país pequeño, le cuesta ser nú-
mero uno en algo. Y en polo, lo es.
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