Anuario CASI 2016 Anuario CASI 2016150p | Page 101

CUENTO

UN JOVEN SOÑADOR

JORGE FERREIRA PINTO ES SOCIO N º 1996 DEL CLUB ATLÉTICO DE SAN ISIDRO Y ES EL AUTOR DE ESTA ENTRAÑABLE HISTORIA INSPIRADA EN SU ABUELO MATERNO PERCY W. COLLINS( 1887-1957) QUIEN FUE UNO DE LOS FUNDADORES DEL CASI. PERCY SE CASÓ EN PRIMERAS NUPCIAS CON MERCEDES MÁRQUEZ Y MÁS TARDE, AL ENVIUDAR, CONTRAJO MATRIMONIO CON LA HIJA DE SU AMIGO MC CRINDLE. AL CASARSE VIVIÓ EN LA CALLE ITUZAINGÓ ENTRE COSME BECCAR Y RIVADAVIA EN EL CHALET QUE DESDE 1954 OCUPA LA FAMILIA SALVO. LUEGO SE MUDÓ A LOS DEPARTAMENTOS QUE EL MISMO HIZO CONSTRUIR EN EL 144 DE ESA MISMA CALLE. TUVO DOS HIJOS OSCAR Y EMMA, MADRE DE JORGE.
SAN ISIDRO, 24 DE OCTUBRE DE 1902. ESTACIÓN DE FERROCARRIL DEL BAJO DE SAN ISIDRO

Aquella mañana de Octubre, de no ser por el silbato de la locomotora que se hizo oír estridente, hubiera seguido durmiendo. Me asomé por la ventana atrás del retrete de la estación y pude ver a lo lejos el río y más cerca mi bote atado a un árbol del otro lado de las vías del tren. La noche anterior me había acostado tarde, la reunión en la casa del Señor Patterson había finalizado cerca de la medianoche. Acordamos reunirnos al día siguiente a las 20:30 horas para culminar los últimos detalles y ya proceder a la fundación de un Club que reuniría a los dos existentes, el San Isidro Football con jugadores de origen local y el San Isidro Athletic, conformado por jugadores de fútbol de origen inglés, la mayoría hijos de empleados del ferrocarril. Este último Club, en el que me encontraba yo, incluía también a los jugadores de cricket, deporte que siempre había sido mi preferido. Al presenciar un emocionante encuentro de fútbol en el que Alumni había vencido a Belgrano Athletic, se despertó también en mí un interés por ver y jugar este deporte, que parecía gustar más a los jóvenes criollos que el cricket, con sus interminables partidos que a veces duraban varios días.

A los quince años de edad y ya ser llamado para fundar un Club, me causaba una enorme alegría. Más que ansioso esperaba la llegada del atardecer cuando me encontraría con mi mejor amigo, Mc Crindle, para concurrir juntos esa noche al Hotel Vignoles lugar destinado para la reunión.
“¡ Todos a bordo!” en voz alta y con pronunciado acento inglés anunciaba el guarda del tren. La locomotora, envuelta en una nube de vapor que se elevaba hacia el cielo, dejaba la estación. Salía de Retiro y llegaba a San Isidro, tardando nada más que dos horas, en los viajes llamados rápidos.
Yo era el hijo del encargado de la estación, mis padres vinieron de Inglaterra hace unos años para trabajar en el ferrocarril, y momentáneamente hasta que le dieran un nuevo destino en la Argentina o en el Uruguay, vivíamos junto a mi hermano Eric y mis tres hermanas, en la estación
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