ANTÁRTIDA EXTRATERRESTRE - EL INCREÍBLE CONTACTO DE ROSALÍA Antártida Extraterrestre | Page 14

ANDREA VICTORIA CANO los domingos en la tarde, por lo cual Rosalía se quedaba sola con su abuelastra. Estos recuerdos a Rosalía no le causaban ninguna alegría, ella le decía "abuelita" a la esposa de su abuelo para ver si la enternecía, con sus escasos 4 años y sin entender nada de nada, pero apenas su madre dio la vuelta y la dejó en esa casa empezaron las reglas. Rosalía debía lavarse en una tina (en ese entonces se usaba la batea y la tina de madera), era como medio barril, con “sunchos”, lo ponía sobre un banquito, la tabla de lavar la ropa y "manos a la obra". Después le rasuró todo el cráneo, dejándola sin nada de cabello, "pues ni loca la peinaría" decía ella y la encerró en el gallinero para que fuese su lugar de estadía, amenazándola sí llegaba a salirse o tan solo osara a abrir la puerta. Los fines de semana, cuando venía el "tranquilo de su abuelo", le preguntaba si estaba contenta con la "abuelita", a lo que Rosalía respondía que sí, preguntándole después a ella que tal se portaba la nena, haciéndose el desentendido de todo. A todo esto llega un tío de Buenos Aires, con una máquina fotográfica, como si fuese un deportista, colgada de su cuello, y decía que estaba de paseo. El tema es que le saca una foto a Rosalía y se la envía a su madre, que estaba más muerta que viva, ya que la habían abierto de cadera a cadera, de la cintura a la pelvis, a través de tres operaciones infernales, no le daban mucho tiempo de vida. La cuestión, es que al poco tiempo llega su madre y entra a los gritos diciendo: "Me la llevo, me la llevo" , el abuelo aún no había llegado del trabajo, serian las 11:00 de la mañana, y pide que le den la ropa para llevársela, su ropa solo constaba de dos delantales a los tobillos hechos de una cortina vieja de cretona descolorida, uno se ponía y otro lavaba. Era Julio, no tenía ni una camiseta, ni un suéter, ni nada abrigado, aún tenía las sandalias con las que le dejó su madre, y cómo las torcía para adentro, se las hacían usar al revés (el derecho en el pie izquierdo, y el 14