Antología de Cuentos de Terror - 7° Grado CUENTOS 7MO | Page 31

asiento igual. En ese momento ve como una azafata con toda su cara llena de sangre y con un solo ojo se le va acercando, lentamente, él está muy asustado. Le pide agua, ya que estaba muy sediento, la azafata se la trae rápidamente el agua. Luego de estar mirando a su alrededor por veinte minutos se durmió. Jack despertó con una gran molestia en su pierna izquierda, se fija, y tenía lombrices, arañas y bichos bolitas comiéndoles su pierna. Él desesperado se saca todos los bichos y decide ir a buscar el botiquín, que quedaba en la parte trasera del cohete, va caminando muy despacio y se cruza con una señora (a punto de morir). Jack decide no acercarse y seguir su camino. Finalmente llega a el botiquín, lo abre y encuentra justo lo que necesita para curar su herida. Cuando termina de curarse, justo en ese momento, llegan a su destino “El planeta misterioso”. A él no le importó todo lo sucedido porque estaba muy entusiasmado con conocer ese planeta. Aunque también empezó a preocuparse por su madre al no saber nada de su hijo pero enseguida se olvidó de eso. De repente comenzó a ver muy borroso y pensó que estaba borracho pero al pasar diez minutos pudo ver bien. Allí no había ni un alma. Desde muy lejos ve como una casa está volando, va corriendo hasta ella. La casa lentamente comienza a bajar. Él toca la puerta y nadie contesta y decide romperla. Entra y nada extraño sucede, a los diez minutos nuevamente se eleva, primero lentamente y de golpe empieza a subir tan rápido que Jack tuvo que agarrarse de donde pudo. Él queda tirado en el piso, desmayado por los sacudones. Luego vuelve en sí, se para y ve que está en el medio del universo. Luego empezó a sentir un fuerte viento que se lo quería llevar hacia el horizonte, finalmente lo consigue y se lo lleva al medio del espacio. Jack se levanta al otro día y se siente muy aliviado al darse cuenta que todo había sido un sueño. Y cuando va a saludar a la mamá, como todas las mañanas, la encuentra muerta (se había suicidado)… Por: Martín. S. 31