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Como cada vez había más y más alimentos… ¡El muro del pueblo se cayó! Ya no hubo más lugar para los ratoncitos. No tardaron en llegar las personas del pueblo, y como siempre reconstruyeron el muro en poco tiempo. Los ratoncitos al ver la situación se sintieron tristes, así que le dieron mucho dinero a un señor del pueblo para que se volviera rico. Pero el señor como era tan amable repartió el dinero para todo el pueblo. Los ratoncitos entendieron que antes de meterse en algún hueco de un granero, un campo o de un pueblo debían preguntar a los trabajadores que estaban allí o en algunos casos a adultos mayores. ¡Hay que preguntar!
Fin