Antología 2013 | Page 25

ESTRAFALARIO

De Fillipi Sandra

Versión de Cabañas Saavedra Juliana

El nombrador era alguien que le ponía nombre a cualquier cosa. Él se inspiraba de una forma rara. Pero un día, cuando miraba por la ventana, vio un camión de mudanza y arriba a una chica sujetando sus muebles para que no se les caigan. Apenas la vio, se enamoró completamente de ella y dijo -!!!Ella es la muchacha más linda del mundo!!!- Y ahí fue cuando empezaron los problemas para él. Empezó a distraerse mucho, pero el pueblo no se fijaba mucho en esas cosas sobre el amor, por eso a ellos solo les parecía extraño. El quintero que había llevado una especie da zapallo gigante que había logrado cultivar -¿narisita?- se preguntó el quintero - Usted me está diciendo que lo llame ¿narisita? Hum...-.

Al carpintero no le tocó algo bueno que digamos. Cuando le mostró un cajón grande y con cerrojo, que él había construido, escuchó que el nombrador distraído le contestó -preciosura- .

Pero cuando las tejedoras llegaron fue cuando las cosas empeoraron. Ellas llegaron con su atuendo amplio y colorido -¿Qué le parece? -preguntaron -¿Cómo se podría llamar? – Y el nombrador distraído respondió – Pena de amor - Ese nombre no nos gusta – respondieron enojadas - Eso que usted dice me da escalofríos y nosotras lo hicimos para abrigar a la gente que tiene frío, mejor nos vamos -Y se fueron, dejándolo solo en su ventana, esperando a que salgan las estrellas. No siempre parecen ser pequeñas.

Mientras tanto, la bella doncella se instalaba a la otra parte del pueblo, casi sobre la montaña. Era una casa deshabitada hace mucho tiempo, así que tenía mucho que limpiar y sacudir, muchas hormigas que espantar de alrededor de los rosales, muchos vidrios que limpiar antes de que quedara en condiciones.

Después de tres días sus mejillas estaban rosadas y la naricita (que tanto le gustaba al poeta) estaba empolvadita por el polvo de la casa, pero la casa relucía. El nombrador finalmente se armó de valor, se puso su sombrero, también su corbata azul y partió hacia la colina. En pleno baño tocaron la puerta y gritó -¡ya voy! - Salió corriendo, abrió la puerta y vio a un señor grande, todo vestido de azul y le preguntó -¿qué se le ofrece?- Y él se quedó en silencio. El pobre enamorado se quedó mudo.

!Qué cosa ¡¿no? Con todo el mundo pidiendo perdón porque se habían enterando por lo que estaba pasando estaba feliz, agarró un nuevo ramo y fue a buscarla a la colina, esta vez la bella pelirroja estaba vestida, sentada frente al fuego atando manojos de lavanda cuando tocaron la puerta -!Oh Dios¡ es el sonámbulo!