Sucedió que justo en el día en que cumplía los quince años , los reyes no se encontraban en casa y la muchacha se quedó sola en el inmenso palacio . Se puso a escudriñar todos los rincones , miró todas las habitaciones y cámaras que quiso y llegó finalmente a los pies de una vieja torre . Subió lentamente la estrecha escalera de caracol hasta llegar ante una pequeña puerta . En la cerradura había una llave oxidada , y apenas le dio la vuelta la puerta se abrió . La princesa pudo ver que en el pequeño cuarto se hallaba sentada una vieja que tenía en sus manos un huso con el que hilaba hacendosamente su lino . — Buenos días , anciana abuelita — dijo la hija del rey — ¿ Qué haces ? — Estoy hilando — contestó la vieja meneando la cabeza . —¿ Qué cosa es eso que salta tan alegremente ? — preguntó la muchacha , cogiendo el huso y queriendo también hilar . En cuanto tocó el huso , se cumplió el conjuro y la princesa se pinchó en el dedo con él . Apenas sintió el pinchazo , cayó sobre la cama que allí había y se sumió en un profundo sueño . Y ese sueño se extendió por todo el palacio ; el rey y la reina , que acababan de llegar y habían entrado en el salón real , cayeron dormidos , y con ellos toda la corte .