Ansuz Magazine Cuarto número. Febrero 2019 | Page 45
BRÍOS Y MATICES
Cecilia Sáenz Uribe
Las estas decembrinas han sido criticadas por parecer estar fundamentadas en rituales ancestrales
para el recibimiento del solsticio de invierno. No obstante, la celebración del año nuevo, la cual
está desligada del carácter religioso, es la única que todo el orbe aguarda expectante. Buena parte
de las detracciones dirigidas para tales festividades son la poca mesura y despilfarro de materiales,
dígase comida, bienes adquiridos y enseres desechables empleados, o también recursos como la
energía eléctrica.
Desafortunadamente, las costumbres que acompañan esta época se están dejando a un lado y son
reemplazadas por medio de la retribución material, motivo por el cual no está de más replantearse
la tendencia personal por el consumismo y, verdaderamente, iniciar un estilo de vida que nos
permita estar en paz con uno mismo, los demás y lo que nos rodea.
Por su parte, no son pocos los consejos de qué enlistar como propósitos personales para
reinventarse como eco-amigable; pero la mayoría deberán nacer de tu propia experiencia; pues la
adquisición de buenas prácticas con el medio ambiente sucederá, sin duda, más temprano que
tarde, por tanto, más que tratarse de tendencias es una necesidad, así como característica que
empezó a ser parte de la identidad de nuestra sociedad desde principios de la década presente
(Cagliani, 2011). Y si te jas bien, cuando te planteas una dieta, contemplas otros aspectos que
involucran sentirse y estar bien, el origen de lo natural.
Es por ello, que inevitable, debo tocar el tema de la relación del inicio de
año con el invierno, la cual va más allá del calendario y acoge aspectos
que se han moldeado por las estrategias biológicas (especícamente
siológicas) observadas por nuestros ancestros y las cuales son practicadas
inconscientemente hoy en día. A nivel del organismo, durante esta fría
temporada comienza el desarrollo que se manifestará en la primavera
tanto en plantas como animales; sin embargo, en los seres humanos es más notorio el cambio de
comportamiento en relación con las horas-luz (Picazo, 2014).
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