EL GUARDIÁN DE LOS ANDES
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En tiempo de los Incas, el oso frontino fue considerado como un vínculo entre la Tierra y los Dioses. En la aldea Mahuayani, en el Perú, una noche durante el solsticio de invierno, algunos nativos se reúnen provenientes de varios lugares distantes, vestidos de oso (ukuku) para subir a las montañas durante la media noche y llegar a la cima del Monte Colquepunku, un lugar sagrado, morada de los espíritus protectores del indígena. Parten desde una pequeña capilla situada a unos 4.800 metros de altitud, trepando los enormes y blanquísimos picos, pegándose los unos a los otros y resbalando con frecuencia. Ya en la cumbre del glaciar, cortan bloques de hielo y los bajan con la creencia de que ésta es la única forma de liberar a sus almas de los pecados mortales. Los "Condenados", como se denominan, ganan su entrada al cielo cuando le ofrecen en reverencia los bloques de hielo a Apu, el espíritu de la montaña. El Condenado es el muerto que, después de ser sepultado, se levanta de la tumba y comienza a caminar por los negros abismos, por las pampas deshabitadas que son "wako", es decir, que están desposeídas de todo hálito animal. Los Condenados son los "patrones" que explotaron a los indígenas; son los curas que enterraron fortunas; son los que quemaron las cementeras; los incestuosos y los que faltaron el respeto que debían a sus padres. Sin esta intervención, ellos creen que no ganarán su entrada al cielo, a menos que los mate un oso de un zarpazo.
En la creencia Quechua, el oso frontino es un mediador entre el mundo superior (de los dioses) y el inferior (de los Hombres), significando la salvación para las almas que cometieron un pecado mortal. Los Condenados son en este caso los peregrinos vestidos de oso.
Para los Quechuas, el oso frontino también es un personaje que, además de dirigir el paso de una época a otra, mantiene el orden cuando aparece el caos, una creencia asociada a Las Pléyades. El Festival de Qoyllur Rit'l coincide con la visualización de estas estrellas en el firmamento.
Las Pléyades son un grupo de estrellas de la constelación de Tauro que son visibles en el cielo del hemisferio sur a partir del mes de Abril. "Desaparecen" y "reaparecen" luego alrededor del 9 de Junio. Su "desaparición" está asociada con tiempos de caos, oscuridad, enfermedad y esterilidad de la tierra. Junio es el mes del renacimiento. Para los Quechuas, el tiempo es un ciclo de fuerzas opuestas como luz y oscuridad, caos y orden, etc., donde el oso frontino interviene como gestor de orden y control a favor del Hombre.