Anexo 29 - Julio 2014 | Page 4

informe tina lo logró mucho antes, en 1974, con Isabel Martínez de Perón, quien a la postre fue la primera mujer en colocarse la banda en América. En el Perú, la que más cerca estuvo fue Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular que pasó a la segunda vuelta en el 2011 (perdió con Ollanta Humala) y que seguramente volverá a intentarlo en el 2016. Keiko aparece en los registros, pero la que más noticias acapara en la actualidad es Nadine Heredia, primera dama y cofundadora de Gana Perú, cuya movilidad política suscita debates y críticas por carecer de un cargo público y obrar (dar ‘luz verde’ y despachar con funcionarios) tras bambalinas. Que quiere ser presidenta, nadie parece dudarlo, pero deberá esperar hasta el 2021, si es que decide respetar la Constitución. Pareciera que el ruido político armado en torno a Heredia y sus atribuciones no suma a la importancia de brindar mayores espacios a la mujer. Distorsiona y politiza un objetivo que es también una deuda en el país. Violeta Bermúdez, abogada y ex viceministra de la Mujer, sostiene que “el rol de primera dama no debería existir porque encasilla a la mujer como simple compañera del mandatario y la obliga a realizar actividades sin consultarle”. Y agrega: “¿Imaginan a la esposa de un presidente que no quiera saber absolutamente nada del papel de primera dama? ¿Qué haríamos? ¿La obligamos a que lo haga?”. Aún con Keiko y Nadine en la política, la pregunta se impone: ¿Por qué no hemos tenido una mujer presidenta? Violeta Bermúdez agrega que “en el Perú, por motivos culturales, sociales y políticos, las mujeres hemos accedido tardíamente al derecho a la ciudadanía”. Y añade: “Las diversas interrupciones del sistema democrático han originado partidos políticos débiles a cargo de caudillos que fueron un obstáculo para la irrupción de las mujeres en política”. Participación femenina La democracia es la forma de gobierno más deseable en el mundo. Y dentro de Perfiles combativos. Arriba, Nadine Heredia, quien parece ser la operadora política más importante del gobierno. Al extremo, Mercedes Cabanillas, cuya carrera política quedó chamuscada por el ‘Baguazo’. Al lado, la eterna futura presidenta, Lourdes Flores. Las tres atraviesan momentos complicados, sea por sus errores o por la ojeriza de algunos sectores machistas. Chica camuflada. Por primera vez en los 120 años de historia de la Escuela Militar de Chorrillos, una mujer obtuvo la Espada de Honor. Vanessa Torres Sullca, nacida en Huancayo, recibió esa distinción del presidente Ollanta Humala en el 2013. Pertenece a la promoción ‘Mayor EP Alfredo Novoa Cava’. El cargamontón contra Beatriz La pionera en desempeñar el cargo de premier en Latinoamérica fue Beatriz Merino, nombrada por el presidente Alejandro Toledo en junio del 2003. Sin embargo, se vio obligada a renunciar cinco meses después por causa de una feroz campaña de desprestigio proveniente de sectores conservadores del gobierno, probablemente encabezados por Luis Solari, su antecesor en el cargo, quien lo negó de plano. Lo cierto es que frente a los ataques, muchos de ellos de índole personal, Toledo no la defendió, al igual que el resto del gabinete. Fue uno de los momentos más sucios de la política peruana. Fue sucedida por Carlos Ferrero Costa, figura resaltante de Perú Posible, quien se mantuvo en el cargo hasta el 2005. ella, la igualdad entre hombres y mujeres es impostergable. Ojo: igualdad real. En 1997 se aprobó la Ley de Cuotas de Género, con el fin de incentivar y garantizar la participación femenina en los procesos electorales. Anel Townsend, periodista y ex ministra de la Mujer, señala que “esa norma obliga a los partidos políticos a que las mujeres ocupen al menos el 30% de las listas de candidatos al Congreso”. Sin embargo, lamenta que la Defensoría del Pueblo haya confirmado en un informe del 2006 sobre elecciones municipales y regionales “que existe la tendencia de colocar ese porcentaje al final de las listas, lo que complica la elección femenina en los cargos públicos”. Townsend sostiene que “la solución podría ser la Ley de Alternancia, que exige intercalar hombres y mujeres en las listas parlamentarias”. Opina que “hay que darle vida a ese marco legal, para que se cumpla y se fortalezca la participación de la mujer en la política”. Violeta Bermúdez. “Existen dos estándares sociales muy distintos para calificar el desempeño político de las mujeres. A ellas se les critica con mucha severidad, y en algunos casos se les ofende, mientras que a los hombres se les trata con más condescendencia. Eso no es nada justo”. En América Latina Desafíos pendientes Si en Sudamérica estamos rezagados, en América Latina la realidad golpea. En los últimos 40 años, diez mujeres latinoamericanas alcanzaron la presidencia de sus países, cuatro de ellas durante la última década, habiendo sido reelectas dos: Michelle Bachelet en Chile y Cristina Kirchner en Argentina. Actualmente, Bachelet, Kirchner y Dilma Rousseff (Brasil) son presidentas. En el pasado también fueron jefas de Estado Laura Chinchilla en Costa Rica, Violeta Chamorro en Nicaragua, Mireya Moscoso en Panamá, junto a Ertha Pascal-Trouillot y Corazón Aquino en Haití. Anel Townsend afirma que “pese a todos los obstáculos, estamos encaminados a tener por primera vez a una presidenta mujer, por lo que no podemos ‘tirar la toalla’ nuevamente”. Y agrega: “Se han conseguido leyes favorables a ese objetivo, y ahora más que nunca tenemos que hacerlas efectivas para que la igualdad se cumpla en todo sentido”. En las últimas décadas, el Estado peruano ha promovido los derechos políticos de las mujeres a través de leyes y firmando acuerdos internacionales. No obstante \