andar por ahí | martin patricio barrios ago. 2012 | Page 22

Me apreté los dedos con la ventana justo cuando las hortensias estarían floreciendo en los canales de Los Talas, en esos barros de agua donde tengo el oficio de tirar cenizas; me apreté los dedos con la ventana y miré los brillitos de las piedras del desierto chupándome el dedo para aliviar el dolor; ahí, un poco más allá, los hombres han decidido matarse a balazos, antes habían decidido matarse a lanzazos y deformar los labios resecos de sus mujeres y tallarse la piel a cuchillo, la historia de sus vidas valerosas o ínfimas talladas a cuchillo que produce queloide en las pieles cuarteadas, en silencio, como en silencio y amorosamente, nuestros antepasados desollaron los pies de las cautivas, tal vez para no sufrir la pena horrible del abandono. Después de todo, cuando se acabó la carne nos comimos la yegua, porque así debía ser. Nadie duda de eso.