andar por ahí | martin patricio barrios ago. 2012 | Page 59
Yo, lejos de ser el gitano que llevaba un oso negro con una
soguita, el oso daba pasitos como una gorda con las uñas
de los pies recién pintadas y da pasitos con los dedos para
arriba para que no se le despinten las uñas recién pintadas,
el oso negro que seguía al gitano por el desierto de Thar y
en los tiempos en que florece la mostaza y los hombres que
cruzaban el desierto llevaban orgullosos turbantes sobre los
bigotes enormes, como los de aquel inglés amigo de Alan en
Zeballos Cué, que dormía con bigotera y a mi me hacía más
gracia el moño de la corbata que los bigotes absurdos que
le sobresalían bastante de las quijadas; lejos de ser el gitano
que llevaba su oso negro y en un fueguito de madrugada
unos días antes de que fuera yo a Jhansi a buscar al oso
Baloo o nada más que para ver qué vio el señor Kipling o nada
más que para buscar a ese chico que alguna vez habré sido
yo, me enseñó a sentarme, me enseñó la fina y compleja
diferencia de la pose para sentarse y la pose para cagar,
el gitano llevaba su oso y yo pensé en cuántas cosas que
no sean perro llevé tirando de una soga, porque él llevaba
un oso y aquel soldadito bengalí llevaba con una cuerda de
yute a un preso al que debía fusilar (¿qué pensaría el hombre atado nada más que con una cuerda de yute al cuello?,
una cuerda más delgada que una cuerda para encomiendas
y un solo soldado de zapatillas de lona agujereadas lo lleva
al paredón y el hombre no se revela...)
Barrilete... ¿qué habré llevado de una soga no siendo perro o
barriletes, qué cosas llevo atadas?
Katmandú, Nepal, 2010.
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