Retomar el pulso
T ras meses de incertidumbre , el CEPA recobra vida al abrirse por fin las aulas y las puertas tras el final del verano . Estamos ante un nuevo curso marcado por la excepcionalidad en todos los sentidos . Ni las aulas están como las dejamos en marzo , ni las escaleras y pasillos tienen el mismo aspecto de siempre . Menos espacios libres disponibles , más señalizaciones en suelos y paredes , menos pupitres y sillas … Los diccionarios y enciclopedias de las aulas han dejado paso a geles y productos de limpieza ; los carteles y convocatorias ceden espacio a las instrucciones en torno a esa “ nueva realidad ” que se llama COVID y que ha irrumpido de manera imprevista .
Este curso viene marcado por cambios obligados y bastantes novedades en todos los aspectos . Pero , con todo , reconforta saber que se retoma buena parte de esa cotidianidad que todos deseábamos , por mucho que nunca nos encontremos satisfechos del todo .
Para empezar los espacios se nos hacen más pequeños ; disminuye la matrícula en casi todos los niveles y se reorganizan algunas áreas didácticas . Desde el punto de vista de los desplazamientos interiores , el CEPA se convierte en un edificio “ unidireccional ” y con distancias prefijadas ; las entradas y salidas están ya marcadas y son de obligado cumplimiento ; apenas hay ocasión para la aglomeración en pasillos y escaleras .
El equipo directivo hace lo posible para que la “ nueva normalidad ” resulte menos gravosa y la vida académica retome el vuelo , en un curso que se pretende que sea lo más provechoso posible . La enseñanza a distancia se convierte en una alternativa previsible y ya ha empezado a ser experimentada . “ Teams ” es el santo y seña de este tiempo y quizá resulte una herramienta imprescindible en un futuro próximo .
Todo contribuye a mantener esa especie de extrañeza colectiva que compartimos los habituales en el viejo caserón de las Escuelas Verdes . De momento , no vemos muchos motivos para pensar que la excepcionalidad tenga fecha de caducidad .
Pero también reconforta comprobar que la actividad en el CEPA se ha convertido en parte de esa “ normalidad ”, por mucho que las circunstancias y la situación hayan variado considerablemente .
ANAQUEL desea formar parte activa de esta tarea colectiva y ofrece estas páginas para mantener ese pulso y ánimo tan necesarios . Con este número 31 serán seis las ediciones publicadas durante este imborrable y complicado año 2020 ; todo un récord que tenemos que agradecer a los anaquelistas incondicionales de dentro y fuera del Centro .
A todo el colectivo de colaboradores y lectores les deseamos un año nuevo que deje atrás las incertidumbres y que nos devuelva la fuerza necesaria para encarar el mejor de los futuros . Salud y suerte .
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