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é que eres una mujer inteligente,
optimista y motivada. Y sé una
cosa más de ti: la palabra limitada
resuena en tu espíritu... y desearías que
no fuera así.
Una parte de ti, o quizá cada parte de ti,
está cansada de sentirse abrumada por
la multitud de decisiones que tomar,
paralizada por los temores que te han
impedido correr riesgos en la vida, y de
tener grandes sueños que parecen nunca
hacerse realidad.
La limitación es un patrón de pensamiento
o comportamiento contraproducente
que te impide mover y avanzar hacia
aquello que deseas. Normalmente, es
el resultado de temores, confusión,
caos, abatimiento, desesperanza, falta
de claridad o pesimismo interno. Según
esta definición, la limitación no es algo
que sucede solo una vez. Si te caes una
vez, te levantas y sigues adelante; no
significa que vives limitada, sino que
cometiste un error. Así es la vida.
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Pero si siempre
te encuentras en situaciones
similares y luchas con los mismos
problemas, entonces la descripción más
apropiada a esto es que vives atrapada
por tus limitaciones.
El objetivo aquí, no es solo que
avances, sino que seas imparable. La
«imparabilidad» (¡sí, inventé esta palabra,
pero ya sabes lo que quiero decir!) es
resiliencia. La resiliencia no significa que
no vas a trastabillar o caer. No implica que
necesites tomarte un respiro o recuperarte
de tus fracasos y errores, sino que sea
lo que sea que te haya pasado, haces
todo lo posible por recuperarte, sanarte,
levantarte y seguir adelante.
La vida es impredecible. A menudo, nos
suceden cosas que no quisiéramos que
sucedan. La pregunta es ¿permitirás que
tu vida se termine por completo ante
cualquier circunstancia difícil o negativa
que enfrentes? ¿Buscarás la perfecta
voluntad de Dios para tu vida?
¿Tendrás fe en las cosas maravillosas
que Dios tiene guardadas para ti si crees
y actúas conforme a esto?