C.S. Lewis
ecuerdo la primera vez que leí
esta cita, sonreí y pensé: ¡Es
cierto! Ayer tuve la oportunidad
de vivirla. Fui al gimnasio con una amiga,
mientras hacíamos nuestra rutina de
ejercicio comenzamos a hablar de
nuestro día y poco a poco hablamos de
las situaciones y retos que enfrentamos
en estos días, mientras hablábamos
aparecieron los
« ¿en serio? »
Todas hemos tenido muchas buenas
conversaciones con distintas personas,
pero eso no nos hizo amigas de la
persona con la que hablamos. Sabemos
que la amistad es mucho más que una
buena conversación, es comunión. Es
eso en común que nos une con la otra
persona, participar juntos de eso en
común. Pablo lo comprendió y por eso
aconsejó a los corintios:
«N o
estén unidos en yugo desigual con
los incrédulos , pues
¿ qué
asociación
tienen la justicia y la iniquidad ?
¿O
qué
comunión la luz con las tinieblas ?»
«¿tú también?»
al punto que decidimos seguir la
conversación e ir a cenar juntas. Luego de
unas horas compartiendo, al despedirnos
me dijo:
« ¡Me alegra saber que no
soy la única! »
Recordé la frase de C. S. Lewis y volví
a sonreír.
[2 C o r i n t i o s 6:14]
¿Qué es eso que compartes con quienes
llamas tus amigas? ¿Qué tienes en común
con ellas? No me refiero a lo superficial,
me refiero a los momentos importantes
de la vida, cuando quieres celebrar una
victoria, cuando las cosas no salen como
esperabas, cuando tienes una decisión
qué tomar, cuando necesitas retomar
el camino, cuándo necesitas esperanza.
Si Jesús no es el común denominador
entre tú y tus amigas, tarde o temprano te
encontrarás acompañada pero sola. Dios
nos dice en su Palabra:
«¿A ndan dos hombres juntos si no se han
puesto de acuerdo ?»
Ahora alguna de nosotras puede pensar,
[A m ó s 3:3]
¿en serio? ¿Eso es amistad? ¿Solo necesito
tener una buena conversación con alguien
y entonces somos amigas? ¡No!
Artículo publicado originalmente en
coalicionporelevangelio.org
12