American School of Asuncion Travesía 2017 - versión final | Page 29

Raúl Sapena- 9.° grado

Un regalo especial

El niño se llamaba Ricardo Peras, había nacido en 1999 y tenía una familia que le quería mucho. Vivían en Ciudad del Este. Eran él, su hermano mayor, Fulgencio y los padres Marta y José. Ricardo quería mucho a su familia pero en especial a su papá, siempre iban a ver partidos de basket juntos y disfrutaban de pasar tiempo juntos en general. Pero un día todo cambió.
Era el cumpleaños de Fulgencio y José salió a comprarle una torta, los niños estaban haciendo sus tareas y divirtiéndose juntos, Marta estaba cocinando y el perro, Martin, estaba jugando con una botella de agua Dasani. De repente, suena el teléfono y Marta va a responder; era José y estaba muy preocupado.“ Marta, ya no puedo seguir así, no puedo, el trabajo me estresa, administrar la casa me estresa ya no puedo más, disculpa.” José había sufrido un severo ataque de ansiedad que había hecho que él, en ese estado, se escape de su vida. Marta tuvo que avisar a sus hijos la triste noticia que no fue fácil de entender, mucho menos para el pequeño Ricardo Peras que tenía apenas, 10 años en el momento que sucedió el incidente.
Los siguientes años fueron durísimos, tuvieron que sufrir mucho para conseguir la estabilidad económica pero luego de 5 años de sufrimiento apareció José. Arrepentido de sus acciones y con una salud mental cuestionable, vuelve a trabajar y a estar en la vida de sus hijos especialmente en la de Ricardo. Le llevaba a todos los partidos basket que podía y era el mejor padre posible pero, lastimosamente, no iba a durar más que dos años porque en 2012 a su padre los diagnosticaron cáncer de piel. Desde ese día en adelante, Ricardo y su padre pasaron su vida juntos, José iba a los entrenamientos de fútbol de Ricardo, a los partidos, a la escuela para saludarlo cuando podía. Pero a pesar de todo esto, José sabía muy bien que sus días estaban contados y que ya tenía un pie en
el ataúd, por eso, por el día de su cumpleaños José regaló a Ricardo unos zapatos de basket de Russel Westbrook. Estos zapatos él los usó todos los días, cuando estaba con su padre y durante sus partidos. Pero eventualmente pasó lo que tenía que pasar; le alcanzó la muerte a José. En honor a él, Ricardo lleva un zapato consigo siempre y el otro dejó en la tumba.
Unos meses después de la muerte de José, Ricardo y su madre hicieron un video para conmemorar a su padre y lo pusieron en internet. El video se volvió popular y el mismo Russel Westbrook lo vió. Luego de ver el video Russel consiguió que Ricardo y su familia a fuera a ver uno de sus partidos donde el basketbolista le dedicó todos sus puntos a Ricardo.
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