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CARLOS MORALES TRONCOSO Indicaciones geográficas y marcas colectivas: el caso de las frutas mexicanas
de que esa marca demuestre un loable esfuerzo de la capacidad y voluntad de los productores para organizarse en torno a un proyecto comercial conjunto, sino que sólo constituye un primer paso en un largo y mantenido esfuerzo por darla a conocer, promoverla y acreditarla ante los ojos de los consumidores que, con el tiempo, la identifiquen y la prefieran frente a otras opciones.
Es decir, las valiosas experiencias de otros países, norteamericanos y europeos especialmente, no han podido duplicarse adecuadamente en el caso de las frutas mexicanas cuya calidad y características les han permitido, no obstante, superar las pruebas de los mercados internacionales y, en consecuencia, posicionarse exitosamente en el elenco de exportadores de importancia global.
Por otro lado, el mecanismo mexicano de Sistema Producto que se inició al final de los ochenta del siglo pasado y fue legalmente definido e incorporado a la legislación en vigor, LDRS, es un ambicioso mecanismo de concertación de los intereses de un gremio de productores determinado que trasciende, con mucho, la sola cuestión de una marca colectiva.
Sin poder probarlo ahora de manera contundente, es posible que las MC’ s hayan sido menospreciadas por los productores ante la ausencia de casos ejemplares de éxito comercial comprobado en México. De tal suerte, que existe una aparente paradoja. Por un lado, es evidente la voluntad y la capacidad de algunos productores de frutas para organizarse en torno a un esfuerzo institucional conjunto, tema que se supone se consigue cuando los productores crean una MC. Pero, por el otro, no se incluye entre sus planes rectores y / o proyectos la creación de MC’ s. La respuesta tal vez pueda encontrarse si se hace referencia a la gobernanza en las cadenas globales de mercancías( CGM) y / o, en su versión más moderna, cadenas globales de valor( CGV)
La llamada gobernanza es ejercida por las empresas comercializadoras, no por los productores sean éstos tomados individual o colectivamente. Esas empresas controlan, directa o indirectamente, los procesos de competencia entre los propios productores, el acceso y la distribución de los beneficios de la cadena, así como los eslabones últimos de la comercialización internacional. Asimismo, ejercen un control sobre el estricto cumplimiento de las normas fitosanitarias y de los requisitos de entrada a los mercados que ellas dominan. De esta forma, los productores devienen simples proveedores de las empresas comercializadoras quienes están activamente presentes en los mercados extranjeros, hablan los idiomas requeridos, conocen los usos y costumbres comerciales prevalecientes en dichos mercados y promueven el consumo de