i
EMERITA , 1 DE DICIEMBRE DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE 581 1
La oscuridad era absoluta . Los cuerpos , anudados en un abrazo interminable , se amaban hasta el límite envueltos en jadeante sudor . Era una noche fría , pero de esas en las que estorba el roce de la ropa aunque el relente de la madrugada haga insoportable cualquier desnudez .
En aquel momento , no había más mundo que la piel del amado , ni más barreras que el propio límite en el deseo de ir más allá , hasta el precipicio de la locura , susurrando un « te quiero » con voz queda , mientras que , a empellones , se comían a besos . Su amor era profundo , ancho , apasionado , como una herida abierta por la incisión violenta de un estilete afilado . Es lo que tiene el amor , que duele , duele mucho .
Nunca supieron cuánto tiempo estuvieron entrelazados . El tiempo se para cuando dos amantes trepan por el alma del amado ; es más , parece no haber tiempo y hasta el espacio se redimensiona en una fusión que no conoce las fronteras de la propia corporalidad . Siempre se va más allá cuando no se
1 Nota del Autor : Hemos preferido mantener la datación cristiana y no la de la Era Hispánica , en uso en este momento en el Reino Visigodo , para facilitar al lector la mejor localización histórica de los acontecimientos .