Alimentación saludable I | Page 5

Patricia y Uli no podían explicar qué les había pasado porque los dos salieron contentos del examen y se fueron a casa muy disgustados.

Desde aquel día, estudiaron muchísimo todas las tardes, incluso sin jugar apenas, pero en el siguiente examen, volvió a ocurrir lo mismo.

- Chicos, otra vez les ha ido regular. ¡Tienen que estudiar más! – les regañó la profe

Y una vez más, Patricia y Uli se fueron a casa disgustados. Estudiaban tanto que no podían entender porque no conseguían sacar buenas notas.

Al día siguiente, la profesora del colegio les habló de los poderes de los alimentos.

- ¿A quién le gusta la fruta? – preguntó en clase.

- ¡A mi me encanta la sandía!, ¡Y a mí el melón! – comenzaron a gritar todos los niños.

- ¿Y a quién le gustan los macarrones? – volvió a preguntar la profe.

Y una vez más, todos los niños levantaron la mano.

- ¿Y quién de ustedes come lentejas? – preguntó de nuevo

David, Toño y todos los niños, levantaron la mano, pero Patricia y Uli se echaron a reír diciendo:

- ¡Pero si las lentejas son un asco! ¡Puaj!

La profesora, rápidamente, se dio cuenta de por qué Patricia y Uli no habían levantado la mano.

- Patricia, Uli, ¿ustedes no comen lentejas?

- No - contestaron los niños - No nos gustan profe. Son muy malas.

- Ya… pues deberían saber que las lentejas tienen mucho hierro y el hierro es muy bueno para el correcto funcionamiento del cerebro y para sacar buenas notas en los exámenes claro…

Los niños se miraron el uno al otro con la boca abierta.

- ¡Las lentejas!

Ese día fueron corriendo a casa y pidieron a sus padres que les hicieran lentejas. Nos les gustaban pero, con mucho esfuerzo y a sabiendas del poder de la lenteja, empezaron a comerlas y nunca jamás volvieron a suspender un examen.