Greg McLatchie, cirujano y especialista en actividad deportiva de la U. Sunderland (Inglaterra), explicó al diario The Guardian, que la práctica de llevar el ritmo es particularmente buena para mejorar la circulación: "Hay gente que mueve sus pies hasta 10 horas diarias, ya sea porque en su cabeza ronda una canción o simplemente lo hacen mientras ven televisión, trabajan o comen. Tal vez no lo consideremos como una actividad física, pero lo es y, además de mejorar la circulación, nos ayuda a mantener nuestro peso a raya".
Daniel Levitin identificó un complejo circuito: primero la música activa la zona más frontal del cerebro, encargada de procesar la información sensorial y, aún más importante, de decodificar el lenguaje, lo que revela su complejidad. Luego, se libera dopamina y se gatilla el cerebelo, área asociada al movimiento físico, lo que explica por qué sentimos la necesidad de mover las caderas al son de la salsa o de agitar la cabeza con un tema de heavy metal.
La música no sólo afecta nuestro cerebro, sino que modula la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y la respiración. Un equipo dirigido por el doctor Luciano Bernardi, de la U. de Pavia (Italia), analizó a 24 voluntarios, la mitad de los cuales eran cantantes semiprofesionales y el resto correspondía a personas sin entrenamiento musical. Al escuchar cinco selecciones de autores como Beethoven, Bach y Puccini, seguidos de segmentos de dos minutos de silencio, los expertos descubrieron cómo los crescendos de cada tema generaron una contracción proporcional de vasos sanguíneos y aumentos en la presión sanguína y ritmo cardíaco, además de una respiración más intensa.
¿Por qué las actuaciones en vivo nos conmueven más que escuchar un mp3 en un iPod?, ¿Por qué los músicos pasan años perfeccionando su arte hasta que son capaces de sacarnos una lágrima o una sonrisa? Científicos de la U. Florida Atlantic (EE.UU.) identificaron aspectos claves de una presentación en vivo que activan las zonas cerebrales ligadas a las emociones, además de mostrar, por primera vez, cómo estos pequeños detalles cautivan al cerebro en tiempo real.